• 10/01/2012 01:00

Caja de Seguro Social vs. El Hotel Doral

Como testigo personal, del problema existente entre la Caja de Seguro Social y el ‘Hotel Doral’, primero como acompañante de mi esposa q...

Como testigo personal, del problema existente entre la Caja de Seguro Social y el ‘Hotel Doral’, primero como acompañante de mi esposa quien en enero del 2004 fue internada en el Oncológico por más de cuatro meses y me alojé en dicho hotel, y ahora como paciente ambulatorio, quiero dar a conocer aspectos importantes que son desconocidos por la mayoría de ciudadanos.

Hagamos una radiografía de la situación. El Hotel Doral es el único en prestar servicio a la institución, porque los otros hoteles no consideran apropiado que se alojen en sus instalaciones personas discapacitadas, enfermas, en sillas de rueda, cubiertas sus cabezas para ocultar la calvicie producto de la quimioterapia, con muletas, en palabras panameñas ‘vueltos leña’, porque eso afecta sus servicios de turismo. Así las cosas, el hotel dice dar servicio a mil pacientes por mes a un costo de cincuenta balboas diarios por paciente.

Consideramos que el problema existente, además de la permanente demora de la CSS de cumplir el pago de sus obligaciones, resultan los costos de los servicios que se prestan a pacientes y acompañantes. Problema que debe ser resuelto por ambas partes. Veamos la parte del hotel: La recepción es atendida por dos damas quienes laboran turnos de doce (12) cada una. El servicio de limpieza de los cuartos es aceptable y se mantiene generalmente limpio. No existe servicio a las habitaciones. Cada uno debe atender sus necesidades extras. No hay agua caliente, necesaria para muchos pacientes. El servicio de teléfono es deficiente, no lo hay en todas las habitaciones, lo cual significa que si un paciente sólo, sufre algún percance no tiene como pedir ayuda. ¿Quién es responsable de una tragedia? La televisión, sólo se pueden ver los canales nacionales y los equipos carecen de mantenimiento. En cuanto a la cocina, peor es la cosa. Los menús (desayuno, almuerzo y cena) son siempre lo mismo y sin una calidad razonable. Considero es peor al ofrecido en fondas ambulantes. Sólo le entregan un tenedor plástico envuelto en servilleta, y con relación al personal de cocina y restaurante, no muestran presencia acorde con el servicio. (Salud debe hacer una inspección).

Este problema, de baja calidad de servicio y alimentación, es producto de la falta de inspección de la institución y el desajuste económico en los costos actuales de servicio y lo establecido en el contrato. Esto requiere de una revisión para establecer el costo de un mejor servicio que nos merecemos los pacientes y acompañantes dependientes del Seguro Social. En cuanto a la reciente suspensión de los servicios, unilateralmente por el hotel, estuvieron expuestos a un demanda millonaria, si tal acción de suspensión no estaba acordada en el contrato, al ser violatorio del mismo, poniendo en riegos la vida de algunos pacientes. ¿Dónde están los señores representantes de los jubilados y pensionados de la Junta Directiva de la Institución de Salud? ¿Sólo están para cobrar además de su salario de jubilado o pensionado, la dieta por asistencia a las sesiones? ¿Por qué no se dan una vuelta por el Hotel y comprueban todo lo que expresamos? Incluso a la Administración de la Caja, ¿Por qué no hace otro tanto? Concluimos que quienes tenemos la necesidad de utilizar los servicios de un hotel, porque vivimos en el interior del país, debemos contar con las mismas condiciones tenidas en nuestros hogares y si es posible mejor. Deben recordar que no venimos de paseo. Los que estamos enfermos, buscamos nuestra salud y quienes nos acompañan, cuando así es el caso, sacrifican su tiempo por apoyar al ser querido que sufre y que necesita de su compañía para hacer frente a la enfermedad. Ambos merecen lo mejor, porque quizás son los últimos momentos de su vida.

Hacemos un llamado a las autoridades del Seguro Social para que se sienten con la administración del hotel y pacientes que lo utilizan para encontrar la solución a un problema que cada día se agrava por el aumento de los pacientes y por los altos costo de la vida. Los enfermos y nuestros acompañantes merecemos mejor atención.

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