• 22/10/2012 02:00

Soberanía: 35 años después

El viernes se intensificaron los disturbios en la ciudad de Colón en donde se protesta contra la intención de vender los terrenos de la ...

El viernes se intensificaron los disturbios en la ciudad de Colón en donde se protesta contra la intención de vender los terrenos de la Zona Libre. Les dejo el recuento de todas las protestas que se han dado en los últimos tres años y los muertos como consecuencia. Hay un sentido de progreso y desarrollo que no me cuadra y, al final, las capas sociales que menos tienen son las que se sacrifican y ponen los muertos. De igual manera, son las que reciben las migajas. Los programas sociales que se han instaurado desde el gobierno pasado (Red de Oportunidades) y en este (Beca universal y 100 a los 70) son eso: migajas ante la danza de millones y millones de dólares que un pequeño sector de la población está recibiendo. Mañana se cumplen 35 años de la aprobación en plebiscito de los Tratados Torrijos-Carter y parece imposible que a estas alturas de esa significativa fecha histórica estemos como estamos.

Hay que ver qué ha sucedido. Los diversos elementos que se utilizan para el análisis histórico sirven para el ordenamiento narrativo de los hechos para su presentación descriptiva, conjuntamente con los eventos que se entrelazan el uno con el otro como un rompecabezas, son esenciales para el entendimiento general de un hecho. Cada tiempo documentado con seriedad, repartidos en capítulos vividos, son afectados por elementos externos al evento que apoyan, distraen o afectan el resultado en la búsqueda de una verdad histórica, muchas veces incompleta o discutible.

Esta columna y otros aportes comunicacionales de muchos actores y observadores sociales, a falta de la disciplina de llevar un diario concienzudo de reflexiones cotidianas, permite dejar un retrato estructurado sobre la época, en el marco de los temas de los cuales opinamos todos: política, comunicación, cambio social, educación, cultura, desarrollo, etc. Voces más científicas y disciplinadas realizan un concienzudo trabajo investigativo sobre la realidad actual por medio de monografías, ponencias y ensayos. En la poesía, el cuento, la novela, el teatro, etc. también se levantan voces que dejan sus observaciones sobre la lucha por la supervivencia, el amor, los fantasmas y demonios de la naturaleza humana.

Estos relatos son importantes para que algún día sirva de referencia, y permitan entender nuestro mundo en estas primeras décadas del nuevo milenio. Son importantes desde el punto de vista individual y personal, pero también como un aporte al retrato colectivo en esta sociedad en donde nos ha tocado vivir.

Con ese trasfondo y el tan cacareado esfuerzo por convertirnos en país de primer mundo, con nuestros grados de inversión, niveles de competitividad, centros bancarios y demás ‘bondades’ y mediciones que utilizan los tecnócratas, economistas y demás, lo que sucede en el país durante los últimos tres años propone una sola pregunta: ¿De qué país estamos hablando?

La seriedad con que muchos personeros locales ofrecen sus análisis sobre la salud económica del país, las bondades que ofrecemos para la inversión extranjera y el desarrollo de oportunidades de negocios entre otros chocan con la realidad que el país ha enfrentado: las consecuencias de los cuestionables procesos de cómo se hacen las cosas en realidad.

Para mí, desarrollo va más allá de los rascacielos, centros comerciales y hoteles turísticos. Es mucho más que permitir la inversión extranjera para el comercio. Es el desarrollo que tiene que ver con el impulso de la especie por este escenario temporal para prolongar su supervivencia por un tiempo que todos desconocemos. No sé si la lujuria del enriquecimiento desmesurado que vivimos cumple con ese objetivo superior.

Los contratos con el Estado no pasan por la rigurosidad de las licitaciones. Las obras realizadas no cumplen con la calidad prometida. Las instalaciones educativas no son adecuadas para un proceso enseñanza-aprendizaje de primer mundo. Los educadores no tienen la formación para garantizar la competencia de los educados en este mundo globalizado. Un juego de fútbol pone más gente en la calle que un sindicato obrero con cuestionamientos válidos. La Asamblea de Diputados es un escenario de burlas y risas; es el espejo en donde se mira la sociedad. Los tránsfugas no ven razón a las críticas que reciben. La vena de la vergüenza les fue extirpada.

Cada vez, más hay que mirar qué sucede con la disposición social de la mayoría. Por qué pasan estos abusos en el nombre del progreso. Por qué se cometen estas arbitrariedades y los demás parecen anestesiados por unos dólares, fútbol, espectáculos y guaro. El país que realizó la lucha por la soberanía ya no existe. Treinta y cinco años y me atrevo a asegurar que los que usurpan las bondades económicas, en su mayoría, votaron en contra de esos tratados. Esa es parte de la realidad, brutal y difícil que vivimos. Que los réditos del territorio recuperado sirven primordialmente a los que no confiaron en la lucha soberana.

El trabajo de documentar la realidad queda como prueba de este momento de nuestra historia. Y hacerla creíble es un reto. Estas representaciones serán objeto de reflexión por los futuros investigadores e historiadores sobre nuestro comportamiento como sociedad. Analizarán la razón de nuestras prioridades personales y colectivas en medio de tanta necesidad y amenazas que aún no atendemos. Evaluarán el rol de nuestros líderes frente a hechos como los descritos, sus actos por corregirlos (o perpetuarlos) o, en el peor de los casos, su complicidad.

COMUNICADOR SOCIAL.

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