• 05/12/2013 01:00

Pulseada entre China y EU

Unos islotes en el mar de China Oriental se han convertido en estos días en escenario de un peligroso conflicto que significa un retroce...

Unos islotes en el mar de China Oriental se han convertido en estos días en escenario de un peligroso conflicto que significa un retroceso a los tiempos de la Guerra Fría. Mientras Estados Unidos y sus aliados en la zona argumentan que su objetivo es contener la expansión de la influencia de China, el gigante asiático lanzó una nave no tripulada a la Luna para lograr lo que será el primer alunizaje suave en 37 años. Otro elemento de este ajedrez geopolítico resultó la reciente VII Cumbre Empresarial China, América Latina y el Caribe realizada en Costa Rica, solo dos semanas después de las reformas anunciadas en el Tercer Pleno del XVIII Comité Central del Partido Comunista Chino.

Unos 800 empresarios chinos y latinoamericanos centraron su mensaje en que debe trazarse entre China y América Latina la nueva ruta de la seda del siglo XXI.

‘Con las economías frenadas de Estados Unidos y la Unión Europea, China no quiere dejar espacios vacíos’, comentó esta semana el diario madrileño El País. Ya cuenta con tres tratados de libre comercio firmados con Costa Rica, Chile y Perú. En el 2008 le dio un aporte de $350 millones al BID como miembro donante y desde el 2004 es observador de la OEA. El comercio entre China y la región pasó de $12,000 millones en el 2000 a $250,000 millones en el 2012, convirtiéndose en el segundo socio, detrás de Estados Unidos.

En el tema espacial, la sonda Chang E-3, que incluye al vehículo lunar Yutu o Conejo de Jade, tiene como objetivo poner las bases para viajes futuros capaces de extraer muestras en un viaje de regreso. La Luna está llena de helio-3, un combustible para la fusión nuclear, que podría resolver la demanda energética humana por unos 10,000 años, además de titanio y uranio, minerales estratégicos en la Tierra. La misión también incluye la instalación en la superficie lunar, por primera vez en la historia, de un telescopio que observará la Tierra. El veloz desarrollo espacial chino, que afirma que persigue propósitos pacíficos, ha encendido las alarmas en Washington, donde el Pentágono dejó en claro que intentará evitar el aumento de las capacidades espaciales de China para así limitar sus ventajas estratégicas. Pero las alarmas suenan también en zonas más cercanas que la Luna. En este caso en los islotes de Diaoyu o Senkaku, en disputa con Japón. Uno asesor del presidente Barack Obama, citado el lunes por The New York Times, dijo que queda bastante claro que el tema real no son las islas. El verdadero problema es el deseo de la nueva cúpula en China, incluido el Ejército Popular de Liberación, de reconfirmar su poder de manera que hasta hace poco no podían, por carecer de la capacidad militar para concretarlo.

La Casa Blanca ahora intenta comprender las acciones de la China gobernada por el nuevo presidente Xi Jinping, cuya reciente ‘zona de identificación de defensa aérea’ sobre los islotes es considerada la medida mejor calculada, y tal vez la más enérgica. Beijing sabía que estaba reclamando un territorio en disputa. Algo que para Estados Unidos es una provocación porque no reconoce el espacio aéreo chino en esa zona. La respuesta de Obama fue enviar dos B-52 sin cargas nucleares y desplegar los P-8 Poseidón, aviones diseñados para guerra antisubmarina. Ahora, la Casa Blanca enfrenta una tarea más compleja si quiere encontrar una respuesta a largo plazo. Para que su promesa de ser un pivote asiático se haga realidad, Obama deberá convencer al Congreso y a sus aliados en la región de que está dispuesto a dedicar más recursos militares, diplomáticos y económicos, no para frenar el avance chino, sino para preservar y ampliar el histórico rol de Washington como garante de la paz en el Pacífico.

La gira que está realizando actualmente el vicepresidente estadounidense Joe Biden por Japón, China y Corea del Sur, trae el mensaje de rechazo a la política de Beijing y así se lo hará saber en su encuentro con el presidente Xi. Pero lejos está Biden de lograr resultados en tiempos en que el Pentágono enfrenta recortes presupuestarios y en que el aparato de seguridad nacional está abocado a los problemas de Irán, Siria y del futuro de Medio Oriente.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO

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