• 29/12/2013 01:00

Nuestras cárceles y su hacinamiento

Nuestro Gobierno piensa en construir más cárceles como solución a nuestro notorio hacinamiento penal, donde excedemos la capacidad de lo...

Nuestro Gobierno piensa en construir más cárceles como solución a nuestro notorio hacinamiento penal, donde excedemos la capacidad de los centros penales por más de un alucinante 172 % (¡envidia de cualquier HILTON o SHERATON!) http://www.prisonstudies.org/country/panama Parte de este problema es que muchos fiscales, a nivel nacional, alegremente optan por dar detención preventiva en estos gulags, donde son confinados con presos comunes dispuestos a instruir a los novatos sus ‘talentos’ por los cuales un juez los sentenció.

Más de un 60 % de la población encarcelada no le ha visto aún la cara a un juez y abarrota nuestras prisiones, muchas veces por un tiempo superior de habérsele encontrado culpable. El hacinamiento evidentemente tiene una simple solución, sin necesidad de más cárceles. Aunado esto es que aquí en Panamá sentenciamos al presidio casi 10 veces más que en muchas otras latitudes, cuando existen otras alternativas, tales como multas, extenso servicio a la comunidad sin remuneración y sentencias más cortas.

Mientras que el supuesto propósito de una prisión es purgar un crimen cometido, pero también tener como norte el preparar al preso durante ese periodo a su eventual reintegración a la sociedad como ciudadano (-a) responsable. En vez, nuestras cárceles son academias del crimen, donde el procesado ya liberado reincide en sus fechorías, al igual muchos que estuvieron en detención preventiva, ya que estos últimos portarán inmerecidamente una letra escarlata que les cerrará avenidas laborales y pondrá en práctica lo que le ‘enseñaron’ los Barrabás, Gestas o Dimases criollos en la cárcel. Los hechos nos muestran que gran parte de los sentenciados por un juez reinciden, al igual que el que han detenido por un largo periodo para entonces regresar al centro penitenciario para sacar su doctorado. Gran parte de esto se debe a que ambos tipos de huéspedes penales salen de la prisión con una indeleble letra escarlata y la economía laboral no los integra.

Por último, nuestra reconocida mora judicial proviene de que los juzgados no procesan expedientes a la misma velocidad con la que los fiscales deciden dar detención preventiva, así que la balanza se inclina a cárceles cada vez más llenas. Recientemente escuché un atinado comentario de que nuestra justicia era ‘clasista’; porque las dos veces pernocté brevemente en una celda cuando fui detenido en Panamá, nunca vi a alguien de renombre o supuestos criminales de cuello blanco que a diario nos indican los medios. No son nada injustos reportes anuales tales como el del Departamento de Estado de EE. UU., quien desde 1999 lo digitaliza en la Internet. Nos indica año tras año que ‘la administración de justicia panameña es manipulable, ineficiente y en muchas ocasiones corrupta’.

Me consta, con documentos originales en mano, que en EE. UU. y la INTERPOL no toman en serio muchas solicitudes de captura y extradición emitidas por Panamá. www.state.gov/j/drl/rls/hrrpt/humanrightsreport/index.htm?year=2012&dlid=204467#wrapper

En fin, en vez de más cárceles deberíamos enfocar nuestros esfuerzos en reinventar la real misión de nuestros presidios, sus plantillas, al igual que nuestro Ministerio Público y nuestro Órgano Judicial, para que nosotros dejemos de ser secuestrados como Nación por aquellos que nos deberían servir; debemos ponerle coto al Síndrome de Estocolmo que padecemos —http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Estocolmo— y evolucionar hacia un país con luces largas por el bien de nuestros hijos y nietos.

*INGENIERO EN SISTEMAS Y TELECOMUNICACIONES.

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