• 14/03/2014 01:00

Efecto de las redes sociales en Panamá

En la actualidad, las redes sociales juegan un papel sobresaliente en la difusión de información y hechos en tiempo real. También, como ...

En la actualidad, las redes sociales juegan un papel sobresaliente en la difusión de información y hechos en tiempo real. También, como formadoras de opinión sobre temas trascendentales que afectan la vida pública y privada de los ciudadanos. La comunicación es el portador básico del proceso social. Es la forma cómo interactúan los individuos y cómo influyen los unos sobre los otros en los aspectos de las relaciones humanas. La tecnología y la informática se han convertido en parte fundamental en la forma moderna de transmitir información al instante de ocurrido un hecho.

Las reflexiones sobre el rol de los medios de comunicación y el uso extensivo de las redes sociales como mecanismo alternativo, se centran fundamentalmente en la capacidad de las instituciones mediáticas y las tecnologías interactivas, de desempeñar un papel en la democratización de las sociedades. En la creación de una esfera pública y privada a través de la cual las personas puedan participar en asuntos políticos y cívicos, así como la cultura e identidad nacionales. En la promoción de la libertad de expresión, en la discusión y opinión de temas de actualidad y del diálogo creativo para la concertación de soluciones a los enormes problemas de nuestras naciones. También para rebelarse contra los poderes públicos o privados, abusivos y corruptos.

Los medios de comunicación están encaminados a dar a conocer los hechos y sus protagonistas. También a escuchar y hacer del conocimiento público las opiniones de los involucrados y encontrar, si ello es posible, respuestas o alternativas a situaciones que se dan en el entorno diario en el que vivimos y nos desenvolvemos. Es importante ver las dos caras de la comunicación de información en las redes sociales, especialmente cuando la objetividad de la misma se pierde, o cuando la confiabilidad de la fuente no es la mejor. Muchas veces hay virulentas o veladas intenciones al difundir información, más para desvirtuar los hechos que para darlos a conocer.

Los programas de opinión y debate, así como los editoriales y artículos de opinión en los medios, deben expresar de manera objetiva los temas que afectan a la sociedad. Es decir, crear opinión pública sobre sus aspectos. En ocasiones, los medios son utilizados no para crear opinión pública, sino para imponer la opinión del poder detrás de ellos.

Por otro lado, los individuos que ignoran esos asuntos tienden a depositar más su confianza en que los gobiernos sabrán encontrar soluciones a los problemas. Cuanto menos control tenga un individuo sobre su propia vida, más apoyará a su Gobierno y a sus líderes, aunque éstos sean corruptos o injustos, creyendo que le aportarán un sentido de orden y solución. Y ello usualmente no es así. En muchos casos resulta ser todo lo contrario.

Es ahí en donde entran en función, en un rol que suplanta a los medios, las redes sociales que entrelazan vastos sectores de ciudadanos. En ocasiones el público llega a recibir infinidad de datos, detalles, bochinches, maledicencias —en algunos casos de manera soez—, incapaz de reconocer cuáles son verdaderos y cuáles no; cuáles están manipulados y cuáles no. Precisamente, esta variada información puede situar al individuo en el punto contrario al que podría estar ubicado, sin discriminar lo bueno de lo malo. Ante esa imposibilidad, el público eventualmente acepta como cierto lo que recibe de las redes sociales y como válida la intención de los emisores.

Antiguamente se decía que información era poder. Que quien más controlaba la información que se difundía, tenía mayor capacidad de penetración e influencia en el conjunto de la sociedad. Así emergieron sospechosos organismos de ‘inteligencia’ al servicio de los poderosos. La realidad es que los ciudadanos tienen necesidad cada vez más creciente de información. Si bien es cierto que quien más maneja las redes sociales adquiere mayor poder, también es cierto que ello depende de la clase de información que difunda, el lenguaje utilizado y la intención. El punto está en el poder de discernimiento de los ciudadanos para descartar la tendenciosa o falsa información.

En la actualidad recibimos mensajes constantemente. A veces nos quedamos, en el mejor de los casos, con la información cruda sin llegar a profundizar en su contenido y en la intención del emisor. Y al hacerlo, descuidamos nuestros derechos e intereses de conjunto. En otros casos, nos encontramos con puras denuncias y ataques contra funcionarios y la tendencia es a restarle importancia o sobredimensionarlos. No obstante, investigar y ser vigilantes de que la cosa pública funcione correctamente no necesariamente es simple denuncia o ataque, es también mecanismo de defensa de la sociedad.

Las redes sociales tienen el poder y el potencial de contribuir a desarrollar relaciones dinámicas entre los ciudadanos, a generar el debate constructivo que promueva la participación social en forma positiva y proactiva en vías a encontrar alternativas de solución a los problemas que nos agobian a diario. Si se pretende conseguir que se produzcan los cambios sociales necesarios, se deben entender las condiciones y los factores que podrían movilizar y hacer que la gente finalmente se decida a hacerlos.

Las redes sociales son poderosas herramientas que, bien utilizadas y orientadas, coadyuvan a una vida en democracia. Cada período electoral es diferente. En éste, el impacto de las redes sociables es notable. Bien canalizadas, pueden hacer que el ciudadano valore las propuestas de los mejores candidatos y vote en concordancia.

ABOGADO.

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