Eusebia Solís: Ante femicidios, brazalete electrónico debe tener un sólido sistema de respuesta

Actualizado
  • 04/08/2023 00:00
Creado
  • 04/08/2023 00:00
La psicóloga especialista en termas de genero habló en Portada sobre el aumento de la violencia contra las mujeres y las deuda que tiene el Estado con su protección
Eusebia Chevy Solís, psicóloga y activista feminista.

La violencia contra las mujeres en Panamá -aunque es un problema grave en el país- no ha tenido hasta ahora un espacio relevante en el debate político, a menos de un años de los comicios generales de 2024.

El desinterés se da en momentos que se registra un incremento de los casos de violencia de género y los femicidios de este año se acercan a números similares a las cifras del 2022.

Para la psicóloga especialista en temas de género y activista por los derechos de las mujeres, Eusebia Chevy Solís, los aspirantes a cargos públicos deben contemplar respuesta urgentes que abarquen la prevención y la atención oportuna cuando una mujer denuncia a su agresor.

Solís insistió que al Estado se le debe exigir tres cosas fundamentales. Lo primero una política de prevención; luego, en caso de violencia debe haber acceso a atención (psicológica, médica, económica y de protección); y finalmente una política de seguimiento. Es precisamente esta última en que las mujeres que denuncian a sus agresores terminan asesinadas por falta de amparo institucional.

“Ahora han aprobado el uso del brazalete electrónico. Si se va implementar eso, tiene que venir acompañado de un presupuesto que garantice que haya un personal que se va movilizar al momento que el agresor se acerque a la víctima”, sostuvo la activista afrofeminista. Recordó casos de mujeres que han muerto con la boleta de protección en la mano.

De acuerdo con el Observatorio de Femicidios, a julio de este año nueve mujeres han perdido la vida violentamente, especialmente a mano de su pareja.

La especialista explicó que todavía se vincula a la violencia de genero como un asunto puramente físico, pero existe distintas formas.

Una de estas es la violencia psicológica, donde el agresor maltrata a una mujer o su familia, atacando su aspecto físico o comportamiento con el objetivo de humillar, bajar su autoestima y someter. Otra forma que destaca es la violencia patrimonial, donde las mujeres termina por presiones sociales o de su pareja, como dependientes económicas de un hombre, lo que se convierte en un dominio tóxico.

“Todavía en la sociedad naturalizamos actos que son violentos como actos de supuesto afecto”, dijo la especialista, que forma parte del grupo Encuentro Espacio de Mujeres.

Solís sostuvo que se debe discutir el papel de los hombres en este problema porque son los principales agresores en casi todos los casos. Tanto en educación desde las escuelas para prevenir el desarrollo de masculinidades tóxicas y destructivas, así como la denuncia activa de hombres conscientes contra la violencia machista.

“Si yo no actúo y me callo soy cómplice. Los hombres podrían comenzar generar un trabajo sobre”, acotó.

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