Historias de esfuerzo durante la pandemia

Actualizado
  • 22/09/2020 00:00
Creado
  • 22/09/2020 00:00
Un equipo de trabajadores nos cuenta cómo con su labor en esta fábrica aportan un grano de arena

Para Nimia, de 59 años y residente de Las Mañanitas, la pandemia ha abierto nuevas oportunidades a la fábrica en la que trabaja.

Cada trabajador aporta con dedicación sus conocimientos para sortear las dificultades de la crisis sanitaria.

Nos dice con mucha convicción, que los productos que desarrollan como gorros, batas, ropa de cirugía, sábanas y otros insumos para la protección del personal médico, han ayudado a combatir la crisis sanitaria.

Con una humilde sonrisa comparte: “Ocupo el cargo de supervisora del taller y estoy aquí desde que empezó la fábrica hace 5 años. En estos meses la producción ha aumentado. Somos 12 mujeres, que guardan buena actitud, cumplen con la asistencia y aprovechan que la planta está cercana a sus hogares. Ahora nos proponemos aumentar la producción, con una máquina que fabricará 100 mascarillas de tres pliegues por minuto”.

Lucía, de 32 años, la más joven de las operarias, nos dice que antes de trabajar aquí manejaba el metrobus. “Era muy peligroso por los autos, los tranques de la ciudad y por conducir de noche. Ahora estoy más tranquila, soy empacadora de los productos que se fabrican; comencé hace cuatro meses al inicio de la pandemia, pues necesitaban más personal. Vivo cerca y puedo llegar temprano a mi casa y ver a mis cuatro hijos”.

La fábrica Best GlobalMed S.A. se especializa en confeccionar ropa médica, así como en distribución de insumos. Con la crisis de salud, desde hace meses afronta una gran demanda de sus productos.

Al respecto Anita Grenald, de 31 años, familia de los famosos basquetbolistas y asistente administrativa nos dice que “para la empresa ha sido un reto satisfacer la gran demanda de productos orgullosamente hechos en Panamá, ya que suplimos hospitales públicos y privados, no solo de Panamá sino también de Chitré, Colón, Chiriquí”.

Humberto es uno de los dos operarios varones que están en la fábrica. Es oriundo de la comarca Ngäbe-Buglé y vive en Pacora; se encarga del trazado y corte de la ropa, una labor importante. “He aprendido a cortar batas de diferentes medidas S, M, L y tamaños especiales. También aprendí a hacer de todo en la fábrica. Llegué a Panamá desde Tolé en 2012 buscando superación y esta fábrica ha sido una gran oportunidad en mi vida”.

La historia de Belkis, de 52 años, se resume en que ha aportado su experiencia de trabajar por años en fábricas de ropa. Y la de Yaribeth, con 37 años y dos hijos, que se encarga de “patinar” entre las máquinas de coser.

Así le dice al trabajo de recoger los productos ya confeccionados, y suministrar el material para hacerlos. Para ella es importante saber que con su trabajo se proteja al personal médico en el hospital cercano de la 24 de diciembre.

Kayra, de 41 años, dobla y empaca los productos terminados; nos dice que llegó a limpiar el local. “Gracias al entrenamiento he aprendido todas las labores de la línea de producción”.

Otra perspectiva

Bernardino López, uno de los directores de la fábrica, nos dice que la pandemia de los últimos seis meses tuvo varias caras. “Primero, China cierra sus fronteras, lo que provoca la escasez de productos para combatirla; luego esto lleva a la subida de precios y hasta a la piratería de productos, pues algunos países se apoderaban de embarques que necesitaban, y no eran suyos. Esto perturbó al mercado creando un déficit de batas y mascarillas idóneas”.

“ Hubo una época de pandemia muy cruda, donde el personal de Salud trabajó sin descanso para contener y hacer bajar las estadísticas. Sentimos orgullo de nuestro aporte en la lucha frontal contra la covid-19”, recuerda.

La fábrica Best GlobalMed S.A. se especializa en confeccionar ropa médica, así como en distribución de insumos.

“Esta es una pandemia nunca vista. Tuvimos problemas hasta para entregar los productos, pues los protocolos de seguridad se estaban definiendo y esto ocasionaba retrasos”, señala.

Heliodoro, de 57 años, también residente de Las Mañanitas, es el conductor del panel de reparto. Nos dice que cuando no maneja, hace “de todo” y se mueve “como el ping pong, ayudando aquí y allá. Hubo momentos que temía ir a ciertos hospitales por miedo al contagio, pero con el equipo de seguridad que me entregó la empresa para realizar las entregas, lo superé”, aseguró.

Pablo Farall, director de la fábrica, dice que la empresa sigue estrictas medidas de seguridad. “Estamos certificados bajo el ISO 9001:2015. Participamos en actos públicos para satisfacer las necesidades de hospitales como el Dr. Luis Chicho Fábrega de Santiago, Dr. Aquilino Tejeira de Penonomé, Anita Moreno en Las Tablas, Complejo Dr. Arnulfo Arias Madrid, hospital Santo Tomas, Instituto Oncológico Nacional, hospital Irma de Lourdes Tzanetatos en la 24 de Diciembre, la policlínica Dr. Hugo Spadafora de Colón y otros centros de salud de la Caja de Seguro Social”.

“Gracias a la responsabilidad de nuestro personal podemos enfrentar el reto que nos ha impuesto la pandemia. El aumento de la demanda de insumos y ropa médica nos incentiva a invertir en una máquina automática que tendrá capacidad para 4 millones de mascarillas quirúrgicas al mes”, explica.

Bricis, de 57 años, nos despide diciendo: “También vivo en Las Mañanitas, y para nosotros trabajar, cobrar hasta nuestro décimo tercer mes ha sido una bendición. Conozco de mucha gente que está sin trabajo. Tenemos suerte de que con nuestra labor ayudemos a combatir la pandemia”.

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