El desconocido linaje del poeta

Actualizado
  • 13/11/2012 01:00
Creado
  • 13/11/2012 01:00
PANAMÁ. Muy poco se sabe de ellos, incluso en muchos casos resulta un hecho desconocido que Gaspar Octavio Hernández, el periodista y po...

PANAMÁ. Muy poco se sabe de ellos, incluso en muchos casos resulta un hecho desconocido que Gaspar Octavio Hernández, el periodista y poeta mártir de la patria, tuvo descendencia.

Las razones son comprensibles. Murió apenas con 25 años de edad, y su familia quedó en una profunda pobreza, al margen de los grandes protocolos, romerías y homenajes que cada año se realizan en su memoria.

La Estrella pudo conversar con uno de esos descendientes, se trata de un nieto de Gaspar Octavio: Sebastián Quirós Hernández, hijo de Arminda Hernández Barrios y nieto del poeta.

Sebastián es un hombre jovial y orgulloso de su herencia, que es puramente moral y además ha sido pocas veces reconocida.

Tiene 72 años de edad y una historia repleta de vivencias y emociones. La principal está ligada a la herencia de su abuelo Gaspar Octavio.

Resulta que el poeta tuvo dos hijos: Octavio Augusto (1916-1975) y Arminda, (1918-1951), está última murió con apenas 33 años de edad, también víctima de la tuberculosis, al igual que su padre, el poeta, en 1918. Entonces Sebastián tendría apenas 10 años.

Pero fue precisamente la tragedia lo que los acercó aún más, a él y a sus tres hermanos, a la vida de su abuelo Gaspar Octavio.

En 1951 cuando murió Arminda, Celia Barrios, una colombiana llegada al Istmo a comienzos del siglo XX fue quien se encargó de criar a los cuatro retoños de Arminda. Celia lo hizo por una razón simple: los cuatro niños eran sus nietos.

Celia Barrios, ‘una mujer alta y de ojos grises’ —cuenta Sebastián— era la viuda del poeta, ‘ese era su tipo’, la mujer blanca le afloraba los versos al insigne periodista, que fue huérfano desde los 10 años y que perdió a sus hermanos en una secuencia de suicidios, unos años antes de morir.

Celia tuvo que trabajar como sirvienta en casas de familia para llevar adelante a esos cuatro muchachos. ‘A veces había desayuno y no había cena, o viceversa’, dice Sebastián. ‘Los pantalones de la escuela eran remendados y los zapatos tenían huecos’, agrega.

Así, con trabajo duro y carácter firme, Celia sacó adelante la descendencia de su amado fallecido en 1918. Ricardo, Luz Graciela, Gaspar y Sebastián, los cuatro hijos de Arminda, el linaje anónimo del poeta que se inmortalizó con su Canto a la Bandera.

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