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- 20/05/2023 00:00

La caótica retirada de las tropas estadounidenses en agosto de 2021 de Afganistán, tras una invasión y ocupación por más de 20 años, dio paso al regreso de un gobierno talibán en este país de Asia central.
Las consecuencias de la intervención de la OTAN bajo el liderazgo de EE.UU., sumada a un recrudecimiento de las luchas internas de los grupos de poder en Afganistán, son devastadoras: 24 millones de personas requieren de socorro humanitario, 3,5 millones son desplazados por conflictos internos y 2,3 millones son refugiados en países vecinos.
En el caso de las mujeres el panorama es catastrófico, explicó este viernes en “Portada” de La Estrella de Panamá la abogada de derechos humanos Corina Rueda, quien vivió y trabajó en Afganistán con organismos internacionales en temas de protección humanitaria.
Rueda, quien salió del país poco antes de que los talibanes tomaran la capital Kabul, y asumieran el control de Afganistán, confirmó que este hecho representó un retroceso de décadas para las mujeres. Asuntos como la exclusión de los colegios y de las universidades, un aumento de la discriminación y la imposibilidad de trabajar libremente en el gobierno, son algunas de las realidades que enfrentan las afganas a diario.
A lo anterior se añade una violencia abierta contra las mujeres a todos los niveles de la sociedad, lo que representa que al menos el 87% de las afganas ha sufrido alguna forma de violencia psicológica, física o sexual, según datos de la ONU.
“Las únicas mujeres que pueden ir a trabajar son las que cumplen el rol de atender a otras mujeres, entre ellas las médicas. ¿Pero cómo puedes tener más médicas si no permites que vayan a la escuela y tener más doctoras?”, subrayó la abogada feminista.
Eso no ha impedido que las afganas se organicen para enfrentar esta situación. Rueda remarcó que desde occidente se ha creado una imagen distorsionada de lo que se vive en Afganistán, presentándolo como un pueblo atrasado y dominado por un islam radical donde las mujeres son meras espectadoras pasivas.
Lejos de verse como víctimas y a pesar de la represión, la jurista precisó que hay varias organizaciones de mujeres que se dedican a defender derechos básicos como permitirles aprender a leer o decidir con quien casarse.
“Realmente las mujeres afganas también son aguerridas”, enfatizó Rueda. Consideró que desde los países ricos con intereses en Afagnistán se ha querido utilizar a las mujer musulmanas y aplicarles visiones que no reconocen ni su lucha ni el contexto sociocultural en el que desarrollan su activismo.
“El activismo se hace de manera diferente y de una forma muy orgánica y comunitaria (...) son comunidades que dentro de ellas han encontrado su forma de subsistencia y continuar sus tradiciones, pero no necesariamente están pensado en la agenda occidental de lo que el feminismo también ve. Siempre digo que las mujeres van a tener sus necesidades dependiendo de las circunstancias”, acotó.
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