• 16/10/2008 02:00

A 40 años del 11 de octubre del 68

A cuarenta años de la interrupción por la Guardia Nacional del orden constitucional, no es nuestro interés enjuiciar las condiciones soc...

A cuarenta años de la interrupción por la Guardia Nacional del orden constitucional, no es nuestro interés enjuiciar las condiciones sociales ni políticas que precipitaron este acontecimiento protagonizado por los coroneles Omar Torrijos Herrera y Boris Martínez, pues son hechos irrebatibles de la historia política nacional como la fallida intentona del general Esteban Huertas un 3 de noviembre de 1904 contra Manuel Amador Guerrero; el Golpe de Acción Comunal de 2 de enero de 1931 contra Florencio Harmodio Arosemena, liderizado por Arnulfo Arias; el golpe del 9 de octubre de 1941 de Ricardo Adolfo De La Guardia contra Arnulfo Arias y la asonada del 10 de mayo de 1951 del coronel José A. Remón contra Arnulfo Arias, que podrán ser cuestionados desde su naturaleza política, su legitimidad popular, constitucionalidad, derechos humanos o intereses geopolíticos que gravitaron persistentemente en la política panameña.

Una experiencia política descalificada por sus detractores con acusaciones de una dictadura paternalista con déficit democrático y, de violaciones a los derechos humanos que de ser comprobadas serían competencia de los tribunales de justicia. Lo cierto es que el liderazgo de Omar Torrijos propició grandes transformaciones en la vida nacional con reivindicaciones sociales que ampliaron la participación de sectores de capas medias y populares, incluyendo a la juventud tradicionalmente excluida, evitando con ello la fermentación y descomposición del tejido social panameño. Se aprobó un Código de Trabajo avanzado en su época inspirado en el equilibrio de las relaciones capital-trabajo. Incluso se abrieron canales de participación democrática del campesinado e indígenas procedentes de los lugares más recónditos del país en la Asamblea Nacional de Corregimientos que aprueba la Constitución de 1972.

En el plano internacional se retoman las consignas de “soberanía total” de los mártires de 1964 y en un esfuerzo nacional se convoca a sectores de diversas tendencias ideológicas con el objetivo estratégico de consolidar un frente interno capaz de encarar el tema del Canal. En un ambiente de Guerra Fría se proyecta la estrategia diplomática con decisiones audaces en momentos cruciales como la reanudación de relaciones con Cuba y la incursión en el Movimiento de Países No Alineados concitando un amplio respaldo internacional que fortaleció la capacidad de negociación del país en su propósito de derogar la cláusula de perpetuidad de la Convención de 1903.

Con este evento histórico, los panameños han superado episodios desafortunados, como la invasión militar y comienzan a cosecharse los frutos de una lucha generacional que ha incorporado al patrimonio nacional más de cuarenta mil millones de dólares, que crearon las bases del desarrollo portuario, comercial y un Canal competitivo en plena modernización.

Hoy superados los miedos y la desconfianza en el futuro se ha forjado una generación de panameños dispuesta a concluir el proyecto de nación, en un clima de tolerancia y seguridad jurídica edificando sin exclusión de grupos, enfrentando los desafíos de erradicar la pobreza. Precisamente en estos cinco años de gobierno los Torrijistas hemos logrado eso, por lo que sin duda alguna la gente optará por la continuidad de un método y práctica exitosa de gobernabilidad.

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