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- 14/10/2019 00:00
100 días y los desafíos que persisten
Hace 10 años toqué el tema de las evaluaciones a los 100 días de iniciado un Gobierno. Decía que era “… más espectáculo que una actividad válida para tener una idea sensata sobre las posibilidades reales de cumplimiento efectivo de lo prometido en campaña. De tasar lo político contra la politiquería. La verdad versus la demagogia”. Hay similitudes que me dejan con dudas sobre lo que ocurrirá, no en lo que falta por terminar los cinco años de Gobierno, sino por las comparaciones que podremos hacer dentro una década.
En esa entrega, resalté la frase que acuñó el entonces nuevo presidente, Ricardo Martinelli, cuando, señalando la corrupción que supuestamente encontró, dijo que: “no se llevaron las garzas porque una era muy chillona”, una frase de lo más folclórica y graciosa para, supuestamente, retratar el grado de corrupción que hubo en Palacio. Hoy hay evidencias y condenas de cómo funcionaron las cosas durante los siguientes 1721 días del Gobierno CD que nos deben dejar perplejos ante su propia denuncia.
Pero, igual que hace una década, este año los evaluadores más serios se refirieron a lo económico y financiero, la educación, la pobreza, el desempleo, la seguridad, el transporte, el turismo, etc. En la evaluación del 2009, del Gobierno de Martinelli, me referí al tema de la cultura y subrayé extractos de una entrevista realizada a la entonces directora del Instituto Nacional de Cultura, María Eugenia Herrera, en donde señaló que: “Nos hemos enfocado en los museos, en restablecerlos y remozarlos, y hemos cambiado los horarios. Estamos tratando el tema administrativo, trabajando en los centros culturales, atendiendo lo que son los “pensum” académicos para mejorarlos. (…) Yo quisiera cerrar filas y que la enseñanza sea clara y que llegue bien a todos, porque nosotros somos entes multiplicadores de cambio, a través de las artes. Estoy segura de que un buen pianista o una persona que estudie artes plásticas jamás será un delincuente”. Una visión esencial que delineaba la situación de la cultura y las intenciones, por lo menos de la directora de ese entonces.
Al cabo de una década, no fue hasta ahora que se formalizó el tema de la Cultura a nivel de Ministerio. Creo que la intensión esta, pero por esos vaivenes políticos y politiqueros que ya estamos acostumbrados a vivir, la mirada al futuro es un tanto borrosa.
La creación, protección, preservación y promoción de las expresiones culturales debe ser el norte de cualquier aparato gubernamental que enfrenta los problemas sociales que la sociedad sufre. Y cuando digo Gobierno, me refiero a toda la estructura: las locales y la nacional. Estrategias y acciones a largo plazo (más allá de los reglamentarios cinco años de Gobierno) son necesarios para asentar las bases y promover los mecanismos que le den vida a un programa integral e inclusivo.
Muchos son los indicadores que permiten concluir que el crecimiento intelectual y social de la población joven es negativo y, en los últimos 25 años, lo hemos estado sacrificando, generación tras generación, por el sectarismo y las mezquindades individuales. Me da mucha pena decirlo, pero a Asamblea de Diputados es un laboratorio vivo y presente de lo que ha significado no invertir, no solo en educación, sino también en educación y sensibilidad cultural y social.
Todavía no entendemos que, en términos generales (y en algunos casos muy específicamente), cuando una generación se detiene a estudiar los aportes de otra del pasado, examina y en muchos casos se admira de sus aportes culturales: en la plástica, la literatura, la música y los esfuerzos sociales que realizó en favor del conjunto de la población. No es casualidad que en tiempos de guerra, los triunfadores hacen lo necesario por destruir (o saquear) las manifestaciones culturales y artísticas, a manera de dominio y sometimiento.
Una década y los retos de entonces constituyen hoy peligros para la salud de social. Me reafirmo: “Las naciones son comprendidas enteramente a posteriori, cuando los investigadores dan cuenta de la sensibilidad cultural de la época. Hay que trabajar para que nuestro talento artístico alcance estatura global. Que muchos de nuestros escritores, pintores y músicos sean reconocidos universalmente. Logros como esos le daría valor en el tiempo al cambio que proclama este Gobierno y el desafío es que aún les quedan otros 1721 días para hacerlo posible”.