• 30/05/2015 02:00

Juventud, ¿divino tesoro?

Pero más que esto, todavía resulta que, también, la sociedad en la que convivimos está ajena a la situación

En estos tiempos resulta increíble ver las situaciones que se dan a diario en nuestro país, los jóvenes en nuestros tiempos han trastocado los valores, sus costumbres y sobre todo el no tener pudor de enseñar su cuerpo, de tatuarlo y de hacer miles de cosas simplemente para decir que están en onda o a la moda.

Pero más que esto, todavía resulta que, también, la sociedad en la que convivimos está ajena a la situación, como dicen: ‘Después que no sea yo ni sea mi familia, qué importa quién sea'.

Es necesario que la escuela, el hogar y los propios padres de familia se sienten a conversar con sus hijos, a darles un beso, a decirles las situaciones que les pueden pasar si siguen un camino o una amistad que no es provechosa.

La violencia en el hogar, el irrespeto y los malos ejemplos están permitiendo que estos sucesos de niñas que mantienen relaciones sexuales con hombres adultos que se burlan y se mofan de lo que les hacen en sus internos y apetitos enfermos. Estas enseñan su cuerpo en Internet, gravándoles otros sus intimidades, es lastimoso y deplorable que en nuestra sociedad se estén viviendo estos problemas.

Y peor aún que todo sea gravado sin el consentimiento de las personas. Pornografía, peleas callejeras estudiantiles y cuántos actos degradantes se observan en los medios televisivos y hasta en las redes sociales.

También observamos conductas negativas que reflejan los medios, como es el homosexualismo que llevan a las pantallas y donde son los más vulnerables nuestros niños que sufren y pagan estas consecuencias, que no distinguen lo bueno de lo malo y ¿quién le pone un alto a esto?

Ante los contenidos con programaciones fuertes se hace necesario que las autoridades pongan un alto y regulen estas programaciones que en nada contribuyen al mejoramiento de la familia y menos de la sociedad.

No me queda nada más que decir que ‘Revuelvo la mirada y a veces siento espanto', cuando veo a algunos jóvenes que no tienen valores, metas y donde el futuro se empobrece con estos hechos que temprano dejarán sus huellas.

Sobre todo el amor a Dios y a la obediencia de nuestro país es la clave del éxito para empezar a andar en este caminar que es difícil, pero no imposible. La juventud requiere de apoyo, consejos, de personas que la orienten a buenos pasos.

La juventud es un divino tesoro y esta es repentina y cuando estos jóvenes que en estos momentos solo piensan en vivir la vida loca quieran mirar atrás, no les quedará más que el pesar, llanto y una vejez frustrada, por no haber aprovechado el tiempo en los estudios ni en los sabios consejos que sus padres le hayan dejado. Entonces terminaré con aquella frase que dice: ‘Te vas ahora para nunca más volver'.

PERIODISTA

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