• 31/01/2016 01:00

Sistema presidencialista y Constitución

En el transcurrir del tiempo esas democracias aún no cumplen los sueños verdaderamente libertadores

Auténticos politólogos y estudiosos de las ciencias políticas han demostrado el fuerte presidencialismo que impera en las llamadas democracias de América Latina.

Sin duda, algunos de los presidentes electos por las mayorías, en forma transparente o no, según el caso, ostentan poderes casi de tipo monárquico.

La democracia en búsqueda de minimizar el poder absoluto, instituye los Poderes Legislativo y Judicial, pero que, al final, por las normas constitucionales en alguna forma u otra están influenciados fuertemente por el presidencialismo.

Bolívar y otros lucharon por dar a América una democracia participativa y representativa, aborreciendo los abusos de los reinados que imperaban en Europa,

Sin embargo, en el transcurrir del tiempo esas democracias aún no cumplen los sueños verdaderamente libertadores.

Que ‘el poder público solo emana del pueblo', es una sencilla frase. Vacía en nuestra denominada democracia.

La Constitución de 1972, sin duda alguna, dio fortalezas a nuestro sistema presidencialista. Se han hecho algunas reformas, pero temas sustantivos quedan por discutirse y transformar en beneficio de las mayorías.

Esos intentos débiles de hacer una constitución acorde a los tiempos contemporáneos solo reflejan que a nuestros gobernantes les agradó en algo la Constitución de corte ‘militarista'.

Hubo oportunidades excelentes para depurar lo negativo que aún yace en ella.

Una de las causas esgrimidas para la invasión fue restablecer la democracia.

¿Ha sido realmente restablecida? ¿O solo hay parches para ‘virtualmente' proyectar que sí ha ocurrido?

Panamá necesita una revolución dentro del marco democrático, para devolver a su pueblo los sueños hechos realidad de quienes aportaron su vida desde la Revolución francesa.

Las reformas electorales que hagan equitativo a todos los panameños, sin ningún distingo, el acceso al Poder Legislativo, Ejecutivo y otros cargos de elección popular; que entierren el clientelismo perverso, la corrupción electoral, y otros vicios; además de fortalecer la transparencia, es un paso significativo para esa revolución democrática que necesitamos.

No más plutocracias, cleptocracias, criptocracias, cobijadas por la seudodemocracia.

Deja que LOS enemigos de la democracia ladren pueblo amigo, es señal de que vamos avanzando.

MÉDICO

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