• 11/07/2016 02:03

El engaño mediático

Lograda la ventaja sin repercusiones contrarias para él, retornó sobre lo ensayado 

El engaño mediático nos está asfixiando con mensajes de suprema alegría y otros que infunden un profundo temor. Una versión de este artículo fue publicado hace unos cinco años y la cosa parece empeorar.

Nadie sabe cuándo ocurrió, pero en algún momento de la evolución social humana, alguien se dio cuenta de que podía, por medio de la persuasión, timar a una o muchas personas. Muchas veces por el simple hecho de ganar espacio y lograr ventaja para subsistir. Me puedo imaginar la primera vez que sucedió. El pícaro intercambia un favor de importancia por otro menos valioso, por medio del convencimiento amigable y delicado, la distracción y el acomodo y reacomodo de la realidad. Funcionó.

Lograda la ventaja sin repercusiones contrarias para él, retornó sobre lo ensayado. La planteó como teoría empírica para volver a aplicarla bajo otras circunstancias. Funcionó nuevamente. Y así sucesivamente, generalmente con sagacidad, fue mejorando y afinando los elementos disuasivos para que su vehículo de supervivencia fuera más sofisticado y convincente cada vez.

Stephen Littlejohn y Karen Foss en su libro ‘Theories of Human Communication ' sostienen que: ‘La creación y desarrollo de una teoría es una actividad social humana: las personas las crean, las ensayan o ponen a prueba y evalúan sus resultados... '. Estas prácticas de persuasión engañosa ya formuladas en una teoría y puestas en práctica por el primer timador, rápidamente fueron generalizándose (como siempre, toda actividad es plagiada por otros). Littlejohn y Foss agregan que: ‘... como actividad social, la formulación de teorías se realiza en el seno de comunidades de investigadores quienes conocen y comparten una serie de prácticas comunes '.

Es así, como a lo largo de los tiempos, en el seno de los diversos grupos humanos que fueron poblando la Tierra, emigraban embusteros y farsantes de localidad en localidad y se ubicaban en los mercados comunales, las aceras de las calles con la puja y repuja cotidiana. Había que tener cuidado y suspicacia en las negociaciones y transacción de un bien por otro, o de un servicio por otro. Según el diccionario urbano, en el siglo XIX vendedores ambulantes vendía como maravilloso aceite de culebra; un elixir con garantías de que era la cura para todos los males. El término ‘aceite de culebra ' se popularizó como un concepto peyorativo atribuible a todo producto que se ofrecía con propiedades fantásticas envuelto en un proceso de comunicación persuasivo y engañoso.

Desde entonces y aprovechando el advenimiento de toda clase de herramientas para alcanzar los objetivos de dominación y no siempre para fines positivos, individuos y grupos han aprovechado los conocimientos sobre los efectos y la función de los procesos persuasivos de comunicación para ejercer control y dominio sobre grandes sectores del conjunto humano.

A mediados del siglo pasado, Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Adolfo Hitler, lo definió tan cáustica y lúcidamente cuando formuló y puso en práctica su famosa teoría: ‘Una mentira repetida mil veces se convierte en realidad ' (‘... a lie, if audacious enough and repeated enough times, will be believed by the masses '). Desde entonces, los grandes centros de poder han continuado con la manipulación de los procesos de comunicación a todos los niveles, principalmente a través de la propaganda y la publicidad. La tendencia en estos tiempos que vivimos es la de redefinir las teorías y prácticas de comunicación fundamentados en un goebbelismo modernizado en la promoción masificada de mensajes subliminales a cada momento y en cada vehículo comunicacional para el control de casi todo.

Estas estrategias manipulativas han tamizado todas las actividades. Ya no es importante el discurso centrado en ideas filosóficas o ideológicas para ganar, sumar y mantener adeptos. Ya no son necesarias las ideas visionarias para mejorar la condición humana. Lo que importa es la estrategia mediática que diseña, ‘el grupo de creativos ' de los equipos de comunicación. Ellos definen los mensajes, su propósito y el alcance de los mismos. La dinámica entre emisores y receptores basados en un goebbelismo perverso y desmesurado es su filosofía; ‘mentiras audaces ' es lo que impera en estos mercados modernos y trabajan afanosamente para desviar los progresos que ha alcanzado la humanidad en términos de convivencia decente, crecimiento social y cultural.

Cuidémonos de las malsanas intenciones de varios sectores con mensajes que desinforman a la ciudadanía sobre el Programa de Educación Integral de Sexualidad. Se han pintado de embusteros.

COMUNICADOR SOCIAL.

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