• 07/11/2016 01:03

Gane quien gane mañana

‘... cualquiera de los dos que gane mañana no representará mayores beneficios o cambios para nuestras sociedades latinoamericanas'

De salida les digo que no sé si va a ganar Donald Trump (republicano) o Hillary Clinton (demócrata). Por más que veo todos los indicadores y le presto atención a las encuestas, lo cierto es que las mismas han ido fallando en los últimos años en sus mediciones en varias contiendas políticas a nivel global. Lo que sí puedo decirles es que, independientemente de quién gane, la sociedad estadounidense se ha dibujado por completo. Ha dejado en evidencia su realidad y lo amenazante de esa realidad.

Como señalé hace un tiempo, en opinión sobre esta contienda, para que Trump pueda hacerse con la victoria en el día de mañana ‘... no puede hacerlo sin el apoyo de la comunidad hispana, la comunidad negra y ese segmento tan importante que le dio apoyo irrestricto a Barack Obama en el 2008 y 2012: los jóvenes (18-35 años), los Millennials como los definen, y sus padres. Este último segmento no siempre participa en las elecciones. Tiene la particularidad de desencantarse del proceso y mantenerse al margen. Obama, por dos campañas, pudo mantenerlos comprometidos con su visión sobre el momento y el futuro'. Por lo que he podido ver, están desencantados. Allí es donde está el problema. No hay evidencias concretas de que estos segmentos estén participando decididamente.

Como observador social, más que observador político, creo que la sociedad estadounidense

‘SI GANA TRUMP, EL PELIGRO MÁS INMINENTE PARA EL RESTO DEL MUNDO Y PARA LAS MINORÍAS EN (EUA): NEGROS, HISPANOS, MUSULMANES, MUJERES, LIBERALES, ETC., ES QUÉ TAN AMPLIO ESPACIO LE DAN PARA CUMPLIR CON SUS LOCURAS'

sí está cambiando, a pesar de que se haya dibujado claramente. Ese dibujo tiene varias líneas muy bien definidas, asunto que en el escenario más amplio y transcendental, es favorable y significativo. Ese cambio viene ocurriendo hace ya varias décadas. Unos, los conservadores, señalan a rabiar que Estados Unidos está perdiendo su hegemonía mundial y juran que ese país está en decadencia. Esa visión y desespero de los más recalcitrantes se manifiesta claramente en la campaña de Trump y puede ser peligroso para todos.

Esa sociedad está en transición; redefiniendo poco a poco, década por década, su cultura a una más incluyente y tolerante ante los grandes retos que la humanidad como conjunto viene experimentando. Esa redefinición de la cultural, invariablemente irá rediseñando la conducta política en todas sus esferas de influencia y, consecuentemente, irá redefiniendo su cultura económica y financiera. Pero todos los grandes cambios humanos y sociales toman mucho tiempo y el camino que queda seguirá siendo áspero y peligroso, lleno de amenazas y retrocesos.

Uno de los últimos sondeos del New York Times y CBS publicado el viernes pasado, señala que: ‘... un poco más de ocho de cada diez votantes dijeron que la campaña les ha causado repulsión en lugar de dejarlos entusiasmados. La creciente toxicidad amenaza al vencedor final. La Sra. Clinton, la candidata demócrata, y el Sr. Trump, el candidato republicano, son vistos como deshonestos y vistos desfavorablemente por la mayoría de los votantes'.

¿Dónde está el peligro y la posible definición de los comicios de mañana? Está en el desinterés y la apatía en participar de un proceso que no da muestras de que pueda seguir allanando el camino hacia el cambio que ellos aspiran. Un proceso obsoleto que no necesariamente toma en cuenta el voto de la mayoría, que por el balance transicional que viene produciendo el cambio social y cultural, hace difícil la definición electoral ( remember Al Gore ). Allí es cuando esos sectores de avanzada deben salir abrumadoramente a dar su opinión en las urnas, como ocurrió con Obama en 2008 y 2012.

Esta columna de hoy no podía desatender este tema como tema principal de la semana. Pero es importante que entendamos una cosa: cualquiera de los dos que gane mañana no representará mayores beneficios o cambios para nuestras sociedades latinoamericanas. Los poderes hegemónicos actúan en el marco de esferas operativas que permiten algunas leves desviaciones.

Hillary Clinton responde claramente a esos intereses por lo que no debemos esperar mayores cambios a nuestras aspiraciones regionales, nacionales, económicas o culturales. A Donald Trump, si gana, lo harán responder, mientras le dan un espacio para atender algunas de sus ñamerías (como el famoso muro) sin desviarse de los intereses más puntuales y estratégicos. Si gana Trump, el peligro más inminente para el resto del mundo y para las minorías en los Estados Unidos: negros, hispanos, musulmanes, mujeres, liberales, etc., es qué tan amplio espacio le dan para cumplir con sus locuras.

COMUNICADOR SOCIAL.

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