• 11/05/2017 02:00

Un oasis de paz y amor

Ojalá que muchos otros lo puedan hacer. Sor Lourdes y sus niños lo necesitan.

Pocos podrían discrepar sobre las realidades que enfrentamos a diario los panameños que nos toca convivir en el Distrito Capital. A manera de inventario ponemos en el tapete solo algunas muestras para el botón. Una ciudad con un crecimiento desordenado, una sociedad afectada por los vaivenes del acontecer político, la llegada de hermanos inmigrantes de países vecinos, los altos índices de inseguridad, las graves secuelas sociales producto de la desigualdad imperante, que si el alto costo de la vida, los tranques que diariamente nos alteran los sentidos y en ocasiones nos hacen perder la paciencia, las largas filas para acceder a los servicios básicos de transporte público y de salud por mencionar solo algunas.

Frente a todas y las muchas otras vicisitudes que nos agobian constantemente, existe en nuestro querido Panamá un oasis de paz y amor donde se respira un ambiente repleto de valores cristianos, cívicos y morales. Ese lugar se llama Hogar San José de Malambo.

Me explico. El pasado domingo, varios familiares con hijos e hijas de Balboa Academy que reciben cursos de preparación para la primera comunión (catequesis), dispusieron asistir a la misa de las 9.30 a. m. en el Hogar San José de Malambo. Allí pudimos compartir con un gran número de los 130 niños y niñas que viven en este maravilloso lugar bajo el cuidado y la atinada conducción de su directora, sor Lourdes Reis. La experiencia vivida, sin duda alguna, nos marcó para siempre. Hacía rato no sentíamos tanta bondad, cariño y afecto en un ambiente espiritual que a la vez nos impacta ante la dura realidad de muchos niños y niñas de nuestro país que han sido víctimas del maltrato infantil o sometidos al abuso sexual, muchos otros huérfanos, otros discapacitados o con enfermedades tan serías y delicadas como el VIH.

En el Hogar San José de Malambo trabajan entre 40 y 45 colaboradores. Algunos a tiempo completo y muchos otros lo hacen por voluntariado, motivados, sin duda alguna, por el deseo de contribuir a mejorar la calidad de vida de todos los que allí residen. En este maravilloso hogar se les brinda atención para la salud y cuidados especiales para discapacitados, alimentación, educación, pero sobre todo, les ofrecen mucho amor y cariño que constituyen elementos indispensables para mitigar el dolor que pudieran haber experimentado antes de ingresar al Hogar San José de Malambo.

Y aunque parezca mentira, para poder lograr sus objetivos, a sor Lourdes y a todo su equipo les toca trabajar muy duro para cumplir con todas las exigencias que supone administrar este centro de integración familiar con todas sus necesidades. El presupuesto anual, de aproximadamente $1.5 millones, proviene en su gran mayoría de aportes y donaciones de particulares o del sector privado y de alguna que otra ayuda del Estado. Y, como era de esperarse, la ayuda gubernamental no siempre llega a tiempo y tampoco es suficiente, debido quizá a los procesos burocráticos y a las trabas por las que suelen atravesar todos estos trámites en la telaraña administrativa gubernamental.

Y es que, a pesar de todo y con la ayuda divina, sor Lourdes, una chiricana de padre checo y madre panameña, se las arregla para cumplir con la difícil tarea de atender y cuidar a todos estos niños y niñas que irradian tanta felicidad y tanto amor, a pesar de las dificultades por las que muchos tuvieron que pasar antes de llegar al Hogar San José de Malambo. No cabe la menor duda de que debemos apoyar esta gran labor y así lo hemos decidido muchos de los que hemos podido tener la oportunidad de compartir una vivencia tan gratificante como la que experimentamos ese domingo tan especial. Ojalá que muchos otros lo puedan hacer. Sor Lourdes y sus niños lo necesitan.

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