• 20/11/2018 01:02

¿Qué puede pasar con la Enmienda DeConcini?

La polémica modificación contractual incluye el derecho unilateral de los Estados Unidos a intervenir el Canal

Dennis Webster DeConcini fue el senador demócrata, por el estado de Arizona, que apoyó la difícil aprobación de los tratados sobre el Canal de Panamá en el Senado de su país. Su voto favorable a los tratados fue condicionado a una enmienda, no negociada entre las partes, que se conoce con su nombre. (En inglés conocida como (DeConcini Reservation). Condicionaba su voto favorable y sirvió para que otros colegas, se unieran al presidente Carter en la aprobación de los tratados, en donde muchos senadores, opuestos a estos, sostenían que Estados Unidos no debía ceder el Canal que ellos habían construido y era suyo. Era lo que decía Ronald Reagan, posteriormente presidente de su país, y también ha dicho Donald Trump.

La polémica modificación contractual incluye el derecho unilateral de los Estados Unidos a intervenir el Canal, inclusive a través de la fuerza militar, en caso de que la vía interoceánica sea cerrada para reestablecer su operación. Algo que nunca se ha planteado, pero que podría estar latente a más de 40 años de firmados los Tratados Torrijos - Carter.

A Torrijos le costó mucho aceptar esa denigrante enmienda. Hubo mucha oposición a ella. Terminó aceptándola porque se podían malograr muchos años de negociaciones, explicando que, para lograr la devolución del Canal, Panamá debía poner su soberanía bajo ‘el paraguas del Pentágono'. Pocas veces se ha recordado la nefasta reserva de aquel senador de Arizona... Hasta ahora.

No es mucho lo que se supo de la visita a Panamá del secretario de Estado Mike Pompeo. Habló de China con Varela (en el balcón del Palacio de las Garzas, a solas, para que nadie fuera testigo). Los orientales tienen que ver con el Canal por aquello que Varela prometió darles cuatro hectáreas para que los chinos hicieran su sede diplomática en las riberas del Canal. Con ello, lo primero que verían los barcos al cruzarlo, sería la bandera china. Además, por las insinuaciones de los norteamericanos de que para que Panamá, El Salvador y República Dominicana establecieran relaciones con China Popular había corrido mucho dinero debajo de la mesa. Adicionalmente, según se comenta, se habla de un gran puerto por Veracruz, donde podrían estar incluidas las tierras en ese sector de Alberto Vallarino, directivo del Canal, y que construirían, operarían y financiarían los chinos.

Los gringos no piden; advierten. Detestan que sus aliados les mientan. Así manifiestan lo que quieren. Pompeo recordó a Varela la existencia de la Enmienda DeConcini, aunque eso jamás se hará público por ninguna de las partes. Y es que alrededor del Canal, además de lo de China, se ciernen otras amenazas, sobre todo la corrupción existente en sus operaciones. ¿O es que los norteamericanos no saben de los negocios que desde adentro del Canal se estimulan para favorecer a directores como Alberto Vallarino? ¿O es que los gringos desconocen los esfuerzos que en su oportunidad hizo Martinelli y ahora hace Varela para controlar la directiva y el administrador de la ACP? ¿O es que ellos no sabrán los detalles de las irregularidades de la concesión otorgada a Port of Singapore (PSA) en Rodman? ¿O ignorarán los detalles de quienes estaban tras el puerto de Corozal? ¿Se creerán que los gobernantes panameños son honestos y transparentes como tanto repiten, cuando ven que en Perú, Colombia y Ecuador hay gente importante tras las rejas y en el caso de Panamá y Dominicana, a pesar de las evidencias por el escándalo producido por Odebrecht, nada pasa? Los índices de Transparencia Internacional indican que estamos a niveles parecidos a los de Venezuela.

El reciente caso de los capitanes de remolcadores tampoco puede ser ignorado por nuestro principal socio comercial. No es un asunto solo local, sino internacional por las poderosas afiliaciones sindicales que tienen los capitanes a nivel mundial. El dar órdenes verbales e inconsultas a los capitanes de cambios profundos en el desarrollo de sus funciones, como es el caso de dirigir los barcos que cruzan el Canal Ampliado, fue algo premeditado por la Administración de la ACP, para desprestigiar al gremio, ignorado desde que se convirtieron en sindicato, a pesar de su negativa de admitirlo como tal. Le salió la criada respondona; la culpa del supuesto cierre del Canal (no olvidemos DeConcini) se ha comprobado, fue el producto del capricho de quienes hoy dirigen el Canal. De allí, los diversos procesos penales contra directivos de la entidad.

Ningún panameño quiere que se repita la ignominia de la innecesaria invasión norteamericana en Panamá en diciembre de 1989, lo cual podría en cierta forma repetirse si los Estados Unidos aplican, con razón o sin ella, la Enmienda DeConcini. Tampoco nadie quiere que el Canal de Panamá siga siendo manejado bajo discrecionalidad política, atendiendo intereses económicos particulares. Es nuestro principal recurso natural; por eso es de propiedad de todos los panameños. ¡De más nadie!

ABOGADO, POLÍTICO Y DIPLOMÁTICO.

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