• 01/05/2019 02:03

Las dos caras del cinco de mayo

‘Hace veinte años clamamos ‘El Mundo Nos Mira'. Esta vez quisiéramos que el mundo nos admire, gracias a una conducta ejemplar en nuestro ejercicio democrático, cuyos resultados sean aceptados rápida y unánimemente'

Cuando aquel 5 de mayo a las 3:15 de la madrugada estalló un incendio en un depósito de explosivos del Estado en los predios del actual Hospital San Fe, bomberos y policías acudieron al llamado del deber para sofocar el siniestro mientras los vecinos huían de llamas y explosiones. Al menos doce bomberos y policías fallecieron en el intento, además de decenas de heridos, tragedia que fue dignamente conmemorada por el presidente Belisario Porras cuando en 1916 inauguró el monumento conmemorativo en la Plaza 5 de Mayo; muchos lo vemos de paso, pero pocos nos detenemos a reflexionar sobre su significado y vale reconocer que la estética del lugar y su valor histórico han sido resaltados últimamente.

Mientras aquellos bomberos, policías y gente común respondieron para cumplir con su responsabilidad ciudadana, poniendo en inminente peligro sus vidas y seguridad personal —que efectivamente cobró saldos trágicos— hoy también se nos llama a los ciudadanos a cumplir a cabalidad con nuestra básica responsabilidad de escoger a los gobernantes que dirigirán el rumbo de la nación en los próximos cinco años. No podemos desoir la convocatoria; a diferencia de ayer, hoy el cumplimiento de ese deber ciudadano no se iguala a la emergencia de aquella ‘¡Hecatombe!' reportada en primera plana por este diario en su edición del 6/5/1914. Pero es tan importante como aquel llamado.

El perjuicio por no responder podría ser significativamente mayor que las pérdidas de El Polvorín, porque lo que está en juego no es una edificación ni sus alrededores sino el crecimiento o desgaste del país, de sus instituciones y de nuestra felicidad. Una decisión incorrecta podría propiciar una actividad tan dañina y silenciosa como una polilla que en la clandestinidad seguiría carcomiendo la estructura de la nación que queremos hacer crecer. Entonces, al terminar eventualmente en una hecatombe posiblemente aún mayor que el estallido dantesco de El Polvorín, podría ser ya muy tarde y la destrucción, acaso irreversible.

Conscientes de lo que arriesgamos, que bien podemos evitar, mostrémonos optimistas este 5 de mayo; miremos al futuro con espíritu positivo. Comencemos por apreciar y aprovechar el hecho evidente de que hoy es posible celebrar un sufragio por sexta vez en la época de la nueva democracia en un ambiente tranquilo, libre de persecuciones contra los votantes. Cada año los procesos han sido más prístinos, permitiendo la libre concurrencia y ejercicio del derecho al voto con apego a un padrón electoral debidamente divulgado, propiciando el conteo de votos en las mesas de votación en presencia de representantes de cada candidato o partido político, y realizando una rápida transmisión de auténticos resultados desde cada centro de votación a las respectivas juntas de escrutinio y a la Junta Nacional.

Esas virtudes, inexistentes en su mayoría en un pasado electoral digno de olvidar, son cambios positivos que no podemos despreciar con nuestra ausencia. Es nuestra obligación ciudadana asistir puntuales a votar y es deber solidario del resto de la comunidad permitirlo, propiciando el ambiente adecuado de respeto. Habiendo hecho bien la ‘tarea' de estudiar a cada candidato, esta obligación se satisface rápidamente.

Hace veinte años clamamos ‘El Mundo Nos Mira'. Esta vez quisiéramos que el mundo nos admire, gracias a una conducta ejemplar en nuestro ejercicio democrático, cuyos resultados sean aceptados rápida y unánimemente. Seríamos admirados como país democrático políticamente estable, maduro, culto y progresista, capaz de ofrecer la confianza necesaria para atraer inversiones privadas que, apoyadas en inversiones públicas juiciosas, contribuyan a disminuir las desigualdades que nos aquejan. No desaprovechemos la oportunidad, el próximo 5 de mayo debe ser día de regocijo.

EXDIPUTADA

‘Cada año los procesos han sido más prístinos, permitiendo la libre concurrencia y ejercicio del derecho al voto [...]'

‘Conscientes de lo que arriesgamos, [...], mostrémonos optimistas este 5 de mayo [...]'

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