• 26/05/2019 02:03

La segunda carta

‘[...] no sé quién estará a cargo del Ministerio de Educación, el más importante. Sí, el más importante y estoy confiando en que [...] se escoja al más idóneo [...]'

Nuevamente me dirijo en carta abierta al futuro presidente de Panamá, Laurentino Cortizo. Para empezar, hay que definir la palabra ‘pueblo', tan sopeteada, requeriría citar toda la historia del hombre y enjundiosos estudios filosóficos, políticos y de otras especialidades. Pero escojo la breve y sencilla definición de María Moliner en su Diccionario de Uso del Español: ‘En lenguaje político se abarca con la designación ‘pueblo' el conjunto de todos los gobernados'. Y entre los gobernados estoy yo. Sin embargo, los políticos, especialmente para ganar votos, usan ‘pueblo' para referirse a los más humildes, a los esperanzados que necesitan creer que no van a volver a ser engañados. Al pueblo con hambre le prometen comida, y barata; al desempleado, trabajo; al que no tiene agua, que abrirá la pluma y ¡zas!, la mejor agua del mundo. Y se van con el que mejor engaña. Hasta ahora, don Nito, esa situación podría llamarse ‘historia patria'. Y es la razón para esta segunda carta.

El grueso de votantes pertenece a la clase media (media baja y bajando más), que ‘araña' quincenas; otros ‘saltan garrocha', porque el dinero no alcanza para los tres golpes; y a la clase pobre y muy pobre, ¡ni se diga! Pese a las saludables tasas de crecimiento la pobreza no ha disminuido. Las palabras ‘pueblo', ‘justicia' y ‘democracia' han sido palabras tan huecas que ni con tiras de cascabeles suenan. Han sido útiles para eslóganes engañosos que usted, en su Gobierno, puede darles contenido real. Sin buscar soluciones estructurales y permanentes a los problemas, con ‘mucho ruido y pocas nueces' se ha usado nuestro dinero para dar a los más pobres ‘curitas', parches que reparten disfrazados de Reyes Magos. Algunos subsidios politiqueros que le vienen bien al que poco o nada tiene (algo fácilmente entendible), aplacan los resentimientos por promesas incumplidas; pero los pagamos ‘el pueblo' con nuestros impuestos y creo que se agradecería que ordene revisar si cumplen con los propósitos para los que fueron creados, porque parece que en algunos nos están ‘metiendo cují'.

No voy a sofocarlo con más cartas abiertas, así que trataré de resumir lo que quisiera en su mandato. Deseo un Gobierno austero que elimine partidas de ‘planillas y donaciones' y exoneraciones para importación de vehículos para diputados y otros funcionarios; nepotismo (no solo en la Asamblea, sino en todas las instituciones); cirugías en clínicas privadas para los amigotes; viajadera de funcionarios a estériles foros (que son más de compras y paseos). Estos fondos tan mal usados deberían dedicarse al Instituto Nacional de Cultura y al Museo Antropológico Reina Torres de Araúz, por ejemplo. Madre Natura pasa factura por el daño que le causamos, así que escoja para ministro de Ambiente a alguien calificado e interesado en proteger nuestras selvas y detener la devastación que está sufriendo; y en salvar isla Boná. El desastroso servicio de recolección de la basura (en parte nuestra culpa), que contamina ríos y mares y se desparrama en carreteras, pueblos y ciudades es vergüenza nacional y necesita atención urgente. No dejo en el tintero a la Caja de Seguro Social (CSS); después de tenernos asustados con la quiebra del Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), ahora dice su director, Julio García Valarini, que son positivos los estados financieros; esa afirmación no es cónsona con las carencias de toda índole en la CSS, institución que necesita un escrutinio detectivesco; son muchas las debilidades que allí están permitiendo múltiples actos de corrupción.

Al momento de escribir este artículo no sé quién estará a cargo del Ministerio de Educación, el más importante. Sí, el más importante y estoy confiando en que con el mejor criterio se escoja al más idóneo para dirigirlo. Es imperativo salir de la mediocridad educativa y de la humillante posición en que quedamos en pruebas internacionales que miden la calidad de la educación. Hay que darle un ‘revolcón' como aquel que pedía el muy apreciado José Salvador Muñoz (Pepe) en la campaña presidencial de 1994. Y sin pichicumería los fondos para lograrlo.

Señor Cortizo: Si como presidente suma el apoyo de los educadores, tal vez el honor más grande que se llevaría al final de su mandato sería confirmar lo que dijo Benjamin Franklin: ‘Una inversión en conocimiento paga el mejor interés'. Por último, usted pidió a sus funcionarios ‘no mentir, no robar y no hacer trampas'. Si se siguen sus indicaciones casi todos los problemas que nos agobian tendrían solución.

Fervientemente le deseo una gestión exitosa y cercana a nosotros, el pueblo.

COMUNICADORA SOCIAL.

‘Deseo un Gobierno austero que elimine partidas de ‘planillas y donaciones' y exoneraciones para importación de vehículos [....]'

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