• 25/09/2019 07:00

Einstein se equivocó

“[...] siento la necesidad imperiosa de llamar a las cosas por su nombre y, a pesar del dolor que me produce escribirlas, y quisiera dejar el testimonio de errores que se han cometido [...]”

Se le atribuye a Albert Einstein la frase: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”. Pienso que el sr. Einstein se equivocó, pues no conoció la realidad política de Venezuela.

Si viviera hoy, seguramente reestructuraría esa frase a algo así como: “Dos cosas son infinitas: la estupidez política —venezolana— y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”.

Seguramente, a mucha gente no le gustará este artículo, pero, siento la necesidad imperiosa de llamar a las cosas por su nombre y, a pesar del dolor que me produce escribirlas, y quisiera dejar el testimonio de errores que se han cometido —y se siguen cometiendo— en el caso de Venezuela, especialmente por los propios venezolanos.

El primero, la oposición ha sido incapaz de unirse en un sólido bloque, capaz de construir consensos desde el disentimiento. Esta incapacidad se observa a través de las dos décadas en las cuales el régimen sigue aferrándose al poder a toda costa y, cualquier costo.

Mientras, en estos 20 años le han segado la vida a más de 330 000 hermanos, con el agravante de que más del 95 % de los casos permanecen en la impunidad y, en los últimos años, el éxodo de venezolanos, según los datos oficiales de ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se calculan en más de cuatro millones.

Estos mismos organismos proyectan que, de mantenerse la actual situación política, económica y social, para 2020 el desplazamiento de venezolanos será el mayor de la historia del hemisferio, pudiendo llegar a más de 8 millones de desplazados.

Al no haber la unión de la oposición, la comunidad internacional, sencillamente corre la arruga y actúan “política y diplomáticamente correcto”, esperando que la oposición logre ponerse de acuerdo y entonces poder actuar con mayor contundencia.

También, el otro gran error de la oposición —derivado del primero—, es no mostrar a la comunidad internacional que el caso de Venezuela es inédito y no hay antecedentes en la historia, donde una banda criminal haya tomado por asalto el Estado y logre someter a todo un pueblo, adicionalmente muchos países, dirigentes, medios de comunicación, y hasta dirigentes de la propia oposición venezolana, usan el término “el Gobierno de Maduro”. Mientras esto siga sucediendo, es claro que la comunidad internacional insista en diálogos, negociaciones, comunicados, resoluciones.

No entender la realidad de los que están al frente del Estado venezolano, es y ha sido responsabilidad de la dirigencia opositora, pero, también ha sido sordera selectiva, comodidad y conveniencia de la comunidad internacional. Para muestra un botón. Venezuela podría dentro de poco integrar el comité de DDHH de la ONU y, podría hacerlo porque sencillamente no ha habido otro país de la región que se haya postulado para las dos vacantes que se abrirá próximamente.

La dinámica en la que nos vemos envueltos es que cada día toleramos más. Sí, toleramos las injusticias, la violación de los derechos humanos, los regímenes totalitarios.

Putin y Xi Jinping, eternizados en el poder, aplacan las manifestaciones que le son contrarias y ejercen control férreo para evitar que les pase como en Siria, que, una manifestación de protesta por el encarcelamiento y tortura de una grafiteros, terminó en lo que lleva ocho años de guerra, cobrando la vida de más de medio millón de personas.

Hago referencia a todo esto para decirle de manera clara a la dirigencia opositora de Venezuela que dejen de lado los egos —sí, los condenados egos—. Que hay que poner al país y a su gente en primer y único lugar. Que no podemos seguir esperando que otros resuelvan lo que no somos capaces de resolver.

Mientras el presidente Guaidó tenga que enfrentar al régimen y al mismo tiempo a los más de 20 grupos de oposición, quienes se creen dueños de la verdad absoluta, no vamos a salir de la tragedia.

Es cierto que el régimen tiene las armas, y una gran capacidad de corromper a dirigentes opositores y hasta dirigentes de otros países, pero, si la dirigencia opositora se uniera, reitero, de manera sólida, con una estrategia que permita trazar una ruta clara —y en enero así se planteó—, seguramente la gente abandonaría el “Síndrome de la Junta de Condominio” —yo crítico, pero, que otros hagan— y se uniría para la lucha final.

Si eso sucede, la comunidad internacional, seguramente abandonaría la “diplomacia políticamente correcta” y tomaría acciones que realmente ayuden a terminar la tragedia que vive Venezuela.

Concertar adentro para competir y ganar afuera. Es decir, la oposición debe entenderse internamente para vencer el régimen.

Consultor político; en Twitter: @OrlandoGoncal.
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