• 03/10/2020 00:00

Panamá, Latinoamérica y el mundo pos-COVID

En estos momentos de pandemia, hay una gran preocupación por una posible alza en el populismo latinoamericano. Algunos Gobiernos regionales han tomado ventaja para impulsar sus causas para las próximas elecciones, mientras que otros están pensando que el mundo pos-COVID va a ser más de lo mismo.

En estos momentos de pandemia, hay una gran preocupación por una posible alza en el populismo latinoamericano. Algunos Gobiernos regionales han tomado ventaja para impulsar sus causas para las próximas elecciones, mientras que otros están pensando que el mundo pos-COVID va a ser más de lo mismo. Sin embargo, para un analista de tendencias, esta es una gran oportunidad para impulsar un desarrollo regional inclusivo que puede elevar a Panamá y a sus vecinos al siguiente nivel de la evolución económica y a mitigar los impactos que pueden tener otras crisis en la región.

Muchos países de América Latina han estado impulsando la digitalización de los servicios y en ello han incluido la digitalización del comercio. A su vez, la COVID-19 ha expuesto las vulnerabilidades de la región en cuanto a comercio internacional y a sus economías en general. Sin embargo, también nos ofrece la oportunidad para acelerar la integración.

Para estándares regionales, Panamá es un país que ha sido exitoso conectándose al mundo. Su posición geográfica y el Canal le han permitido desarrollar un centro de transbordo que, con la visión correcta y seriedad de propósito, puede convertirse en el centro de la integración latinoamericana. Una tendencia reciente es que el comercio global se está regionalizando y afectando las rutas de comercio. Esto lo vemos en la consolidación de las navieras, en el emplazamiento de buques y en las estrategias de los puertos -algunas rutas cambiarán y es probable que otras desaparezcan-. Por esto, las soluciones no deben enfocarse en el hoy estático, sino en el mañana dinámico.

Una manera de prepararse es con la digitalización del comercio. La adopción del comercio electrónico, la banca en línea (incluyendo los pagos en línea), los avances en ventanilla única, la disponibilidad en información de mercado digitalizada por el MICI a través de Intelcom y la dirección de exportaciones, además de un sinnúmero de aplicaciones (“apps”) que apoyan al comercio están creando la plataforma ideal para fortalecer la integración regional. Aunque su enfoque es local, el acceso es grandemente internacional.

Por esto, Panamá debe dar un salto de un enfoque local, hacia uno regional. El país debe trabajar para homologar e integrar todas esas plataformas regionales para reducir la burocracia gubernamental y el exceso de papeleo. También debemos facilitar la interoperabilidad de los sistemas regionales, impulsando el uso de la inteligencia artificial y la seguridad de los datos. En el país hay personal capacitado, solo se necesita visión y ejecución.

Los “hubs” de transbordo sirven para consolidar la carga que luego es distribuida hacia otros lugares. El país cuenta con más de 20 tratados internacionales, tiene varios regímenes especiales que facilitan el comercio global, y cuentas con un sistema financiero fuerte que le permite no solo apoyar las exportaciones regionales con infraestructura, sino también financiar al comercio regional.

En este sentido, el papel del Gobierno es de apoyo y facilitación. La ejecución e innovación vendrán de la iniciativa privada. La empresa privada siempre ha sido el impulsor económico cuando se le da la oportunidad. El sistema bancario ya está aplicando tecnología de punta como el “blockchain” y otros actores ya están incorporando a la inteligencia artificial en sus actividades. Sin embargo, muchos se han mantenido en el mercado local, porque no miran hacia mercados de afuera.

El país debe querer posicionarse para la nueva era. La digitalización y su incorporación a la plataforma bancaria y logística nacional mejorarían la eficiencia y la eficacia de recursos para todos. Esto, aunado a los tratados internacionales y a la integración digital regional, apoyaría y fortalecería nuestra economía y serviría de impulsor del desarrollo regional, apoyado en el sector privado y no en el gubernamental.

Por esto, solo actuando con pragmatismo, identificando nuestras debilidades y fortalezas, y mirando hacia el futuro, el país puede despojarse realmente del espectro populista e impulsar el desarrollo inclusivo. El país tiene muchas cosas buenas y está lleno de oportunidades, si se ven desde el ángulo regional y del mundo que va a existir luego de la COVID.

Economista
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