• 02/01/2020 00:00

Lecciones del año de la rata

Recuerdo perfectamente que, faltando dos días para la culminación del año 2019, me encontraba en Penonomé, junto a algunos conocidos para celebrar la llegada del nuevo año 2020, bautizada de acuerdo con los cálculos preestablecidos del horóscopo oriental como el “año de la Rata”.

Recuerdo perfectamente que, faltando dos días para la culminación del año 2019, me encontraba en Penonomé, junto a algunos conocidos para celebrar la llegada del nuevo año 2020, bautizada de acuerdo con los cálculos preestablecidos del horóscopo oriental como el “año de la Rata”.

Los nigromantes y futurólogos “expertos” en el arte de los buenos augurios ya nos pronosticaban que el nuevo año nos traería mucha prosperidad, sobre todo para aquellos que deseaban emprender algún nuevo negocio y nuevas relaciones.

La posible existencia de un nuevo virus respiratorio aparecido en la ciudad china de Wuhan resultaba como muy lejos para poder tocarnos. Sin embargo, la propagación del denominado coronavirus se dio tan rápido que nos tomó a todo el planeta prácticamente por sorpresa, tan parecido a esos golpes que parecen muy suaves y al final te dejan al borde del “nocaut”.

La Organización Mundial de la Salud solo se limitó a contemplar la propagación del nuevo coronavirus y anunciar que estábamos lejos de una pandemia; sin embargo, el efecto dominó de los contagios tan acelerados hizo reconocer que efectivamente el mundo estaba prácticamente contagiado del nuevo virus, que fue “muy astuto” en saltar con éxito de un ambiente a otro y con réplicas de llaves para entrar en nuestras células que ni el mejor cerrajero pudiera lograr.

Los voceros de la OMS tuvieron un papel lamentable y carente de una reacción efectiva que pudiera crear una barrera para contener el nuevo coronavirus, como sí había pasado con virus anteriores, como el Ébola, por ejemplo. Su director, el etíope Tedros Adhanom, hizo bien el papel de “mensajero del Apocalipsis” hasta el último momento en que se decretó “la pandemia a nivel mundial”. Nunca hubo un mensaje de aliento o positividad ante la aparición de posibles medidas o “remedios” para hacer frente al nuevo coronavirus. La consigna de la OMS fue rechazar y negar todo remedio por sobre todas las cosas.

Tedros Adhanom y su “prestigioso equipo” de infectólogos desechaban todo lo que pudiera servir como ayuda ante la nueva pandemia. Eran los reales voceros del “exterminio”, incluso con las apariciones de posibles vacunas, solo se limitaban a decir que “las mismas no eran una real solución”. El señor director de la OMS resulta para mí un personaje misterioso, prácticamente desconectado de las medidas que podrían traer soluciones y más bien interesado en que el mundo viva bajo el terror de sus malos presagios.

Definitivamente que el año de “la Rata” no trajo la prosperidad que los prestidigitadores de pacotilla siempre suelen vaticinar, pero el mundo vivió de acuerdo con las condiciones de vida de un roedor por causa de la pandemia: encerrados, con miedo y solo salíamos para buscar alimentos.

En Panamá, el manejo de la pandemia tuvo todos los ribetes del famoso pindín “echa pa'lante, echa pa'tras”. Las ruedas de prensa del Minsa nos recordaban y nos siguen recordando que hay otras gentes que está peor que nosotros y que, gracias a la “fabulosa ayuda del Gobierno” en bonos y comida, seguimos adelante. Es curioso que en otros países los jefes de Gobierno (presidentes, primeros ministros) son los voceros de las medidas a tomar y aquí el ministro de Salud y el director de la Caja del Seguro Social son los que asumen ese papel. Al parecer, el presidente Cortizo decidió hablar poco ante tantos “memes” producidos por sus “desatinos” y chistes malos a la hora de dar declaraciones.

Sin embargo, para los ambientalistas, la pandemia trajo un respiro para la naturaleza, sobre todo en materia de contaminación, puesto que el “confinamiento” permitió la limpieza de ríos y mares, así como la supervivencia de especies que estaban siendo diezmadas, producto de la depredación del ser humano.

Para los “espiritualistas” la pandemia mandó un mensaje claro: “quédate en casa y aprecia el valor de la familia que ignorabas en libertad”. Es cierto que el nuevo coronavirus puso en jaque las “salidas” de los fornicadores habituados a los encuentros en sitios de ocasión (“push buttons”) y los confinó con sus parejas de siempre que prefieren engañar antes de decirles la verdad de su “desamor”.

Para los expertos en salud mental, la ansiedad colectiva desborda cualquier medida de restricción, aunque sea por género. Las muchedumbres del mundo desbordaron todos los sitios antes restringidos una vez les dieron un momento “de libertad”. No estamos hechos para vivir encerrados, aunque sea en nuestras casas.

Es interesante que para noviembre el Minsa ya nos anunciaba repuntes peligrosos de casos para diciembre y aún así se dio la apertura para que la gente fuera “a comprar y gastar” como en todos los diciembres. ¿No es acaso esta una actitud irresponsable por parte de quienes tienen que velar por la salud de toda una población?

Como en la “Nitocracia” la pandemia es solo una oportunidad para hacer politiquería, se eliminaron las conferencias de prensa para evitar preguntas molestas y tampoco se ha podido explicar en detalle el destino de los millones solicitados para “amortiguar” los efectos de la crisis sanitaria.

Costa Rica, nuestro vecino país, ya consiguió las dosis de la vacuna y se las están aplicando a su población, mientras que Panamá debe esperar tres meses más. Es sarcástico que la Nación del “promundo beneficio” no sea tomada en cuenta, como sí lo están siendo México, Costa Rica, Brasil y Argentina.

Como en la salud también hay “asuntos de ideologías”, los médicos cubanos que fueron bien recibidos en Italia y otras naciones para apoyar la falta de personal, aquí en Panamá son criticados por médicos que aducen falta de “idoneidad”: “Cosas veredes, Sancho”.

La vacuna rusa se está aplicando en Argentina y Cuba, pero aquí seguimos la línea de los “gringos” para que solo aceptemos las que ellos y sus aliados producen. ¿Colonia americana No?

El año de la Rata terminó, de acuerdo con los chinos, y se aproxima el año del Búfalo con otras positivas predicciones. Espero que no sea un efecto bumerán y cruzo los dedos en esta ocasión para que se disipe cualquier otro mal presagio que pueda posarse sobre nuestro planeta.

Sociólogo y docente panameño.
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