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La comunicación, aquella puerta donde encontramos la convivencia, el bienestar social y la solidaridad entre las personas, se nos cierra a diario de un portazo. Desarrollar valentía de pensamiento y acción, así como empatía y respeto hacia los ciudadanos, es deber de todos los que deseamos dejar un legado productivo a las futuras generaciones.
Cual rompecabezas, la vida ofrece la oportunidad de mejorar a diario. Construir una nueva historia a nivel de comunicación sí es posible, siempre y cuando tengamos la entereza de reconocer nuestras virtudes y defectos y trabajar sobre los mismos.
Como ciudadana y profesional del periodismo he sido testigo del poder que ejerce una comunicación finamente hilada entre el emisor y los receptores. Ser coherente entre el ser y el hacer delimitan la línea invisible de la credibilidad, la transparencia y la rendición de cuentas.
Siendo el panorama de la comunicación un arma de doble filo, el trabajo de diputado requiere la estructuración de estrategias de comunicación robustas, que sean capaces de medirse en el tiempo para tomar los correctivos sobre las acciones que no prosperan y ponderar aquellas que reflejen una participación activa de parte de los ciudadanos.
Al ser consciente del rol que otorga la Constitución Política de la República de Panamá a los diputados, al establecer que las funciones de un diputado se enmarcan en crear, modificar, reformar leyes y fiscalizar, divididas en roles administrativos, legislativos y judiciales, recomendamos que una de las primeras acciones a implementar sea crear puentes de representación ciudadana.
El electorado necesita ser escuchado y tomado en cuenta, requiere sentir que su voto en las urnas se transforma en una relación construida con comunicación asertiva, escucha activa y rendición de cuentas. Lograr mantener esta relación de confianza a lo largo de cinco años de trabajo en la Asamblea Nacional, se traduce en fortalecimiento de la comunicación interna. ¿Quién mejor que un ciudadano de su circuito para que se convierta en un agente multiplicador de los avances de los proyectos de ley presentados, así como de su agenda de trabajo?
Otro de los públicos de interés con que el diputado debe construir una comunicación permanente son los medios de comunicación, aquel cuarto poder de la sociedad capaz de informar y persuadir no solo a los electores de su circuito, sino a los ciudadanos de todo el país.
La evolución de los medios de comunicación a lo largo de las décadas ha trascendido en instrumentos especializados cada día más modernos y tecnológicos. Utilizarlos correctamente, en el tiempo oportuno y con las informaciones de primera mano, no solo mantienen una relación abierta sino un mecanismo vital de supervivencia de la opinión pública.
Una de las frases prácticas que ha significado un antes y un después en mis espacios laborales relacionados con equipos de comunicación y relaciones públicas, la mencionó el escritor colombiano Gabriel García Márquez, al referirse que: “la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”. Es decir, calidad antes que inmediatez. Cuando un servidor público, en especial un diputado, logra internalizar el valor de estas palabras empieza a actuar y a comunicarse pensando en la importancia de la comunicación que transmite si él o ella fuese uno de los miles de ciudadanos que depositaron su confianza en sí mismos.
Una estrategia de comunicación planificada, ejecutada y monitoreada constituye una carta de presentación para cada uno de los 71 diputados que nos representan en espacios de incidencia nacional e internacional como la Asamblea Nacional.