• 21/09/2023 00:00

Más que un cierre de fronteras, acciones conjuntas internacionales

Ante esta nueva ola, queda claro, además, que la región de Darién implica un análisis comprensivo de los daños colaterales

Como ya hemos expuesto, la migración es una tendencia con gran influencia en este hemisferio, por lo que Panamá, por la reconocida posición geográfica, sigue siendo un punto de paso obligatorio de quienes migran de manera irregular hacia otras latitudes del norte, cruzando algunos puntos no autorizados de los 266 kms de extensión del cordón fronterizo con Colombia.

Sin duda, las autoridades de Panamá han sido referencia en la gestión de este fenómeno en los últimos ocho años desde que inició la migración masiva de extracontinentales, cubanos, haitianos y ahora el grupo de Suramérica, representados por Venezuela, Colombia y Ecuador; migrantes irregulares que huyen de los problemas sociales, económicos y políticos de sus países.

Conforme ha mutado la movilidad humana, se hacen los ajustes administrativos y operacionales para el sostenimiento de la operación Flujo controlado, que ha sido ejecutada desde el 2016 por un cúmulo de instituciones, el sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones.

Ante esta nueva ola, queda claro, además, que la región de Darién implica un análisis comprensivo de los daños colaterales a la cultura y la biodiversidad, pero más allá es el tema que la migración como derecho ha sido vulnerada desde los países emisores de migrantes; lo que ha transformado la visión de derecho a migrar a seguridad nacional con un componente humanitario, como bien se expone en los datos públicos que presentan las autoridades involucradas.

Confirmo con la experiencia que me precede, que el cierre de las fronteras no es una opción viable y lo que debe priorizar es la acción conjunta del Estado para mitigar o reducir el impacto negativo de la migración a la sociedad panameña, particularmente a la comarca Emberá Wounaan afectada en su cultura, alimentación y sistemas de vida.

Hacer cumplir las leyes migratorias con respecto a los irregulares y ser más efectivos en el control territorial.

Las autoridades hacen énfasis en el grave daño a la ecología del Parque Nacional Darién que tanto esfuerzo ha llevado proteger desde su acreditación como patrimonio de la humanidad y su relación directa con las poblaciones que le habitan. Esta pluralidad de situaciones que representan amenazas multidimensionales es lo que ha reorientado el enfoque hacia el fenómeno migratorio, ahora desde un enfoque principalmente de seguridad nacional. Así debió ser planteado.

Hacer recomendaciones y críticas sin conocer la multiplicidad de factores y circunstancias de carácter policial, migratorio, de relaciones internacionales, de mecanismos de cooperación binacional, trilateral, regional puede ser irresponsable. Por ello, desde una comprensión correcta, cerrar la frontera no es la solución.

Se debe fortalecer las capacidades del Estado representado en sus principales instituciones que atienden la amenaza de forma integral con acciones conjuntas, de seguro existe una gran cantidad de lecciones aprendidas para seguir adelante en la gestión correcta.

Ante el anuncio de las nuevas medidas operacionales por Senafront y Senan, fundamentadas en el bloqueo marítimo, costero y fluvial, como la permanente lucha contra el crimen organizado que articula el tráfico humano y la protección ambiental; como las administrativas del Servicio Nacional de Migración de mantener las medidas de deportación y expulsión de ciudadanos irregulares y con antecedentes penales utilizando las capacidades del Senan, cada semana hacia Colombia, reforzar las deportaciones de ciudadanos irregulares y con antecedentes penales a través de la contratación de vuelos chárter a nivel nacional y ajustar las medidas operativas en todos los puntos de control migratorios formales del país, para todas aquellas personas que, según perfilamiento de seguridad, tratan de utilizar nuestros aeropuertos o puestos formales para migrar de manera irregular o mantenerse de manera ilegal en el territorio nacional, aplicando medidas fuertes. Corresponde que cada actor cumpla con su misión, y una constante supervisión de los resultados para adaptarse como acción inmediata.

Las reuniones de alto nivel siguen siendo un instrumento enriquecedor para promover la participación de los países vecinos en la gestión regional y contribuir en conjunto a reducir el efecto humano y daño ecológico que se anuncia.

Los panameños debemos confiar en la pericia de los funcionarios que con esmero y compromiso dirigen la difícil tarea descrita, pero también debemos, por conciencia cívica, ser vigilantes de sus actuaciones como actores de la seguridad del país.

Comisionado jubilado
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