• 21/07/2014 02:00

‘Anécdota de un ‘chombito’ idealista’ (I)

Lo que me  mantuvo hipnotizado en la conversación fue la pasión con la cual el indígena, un abogado, expresaba brillantemente sus argumentos

H ace algunos días, en mi aposento en Nueva York, vi, en la televisión, una conversación entre un indígena norteamericano y un anfitrión popular. El tema: La crisis humanitaria en las fronteras del país. El indígena, vestido en ropa europea, con moños negros sobresaliendo por debajo de su ‘gorrita’, descansando sobre sus hombros.

Lo que me capturó y mantuvo hipnotizado en la conversación fue la calma y la pasión con la cual el indígena, un abogado, expresaba brillantemente sus argumentos. Su furia y pasión bajo completo control. Los niños intentaban escapar de la violencia de las pandillas y narcotraficantes. Intermitentemente, la emisora mostraba imágenes de jóvenes y niños caminando, mano en mano, hacia la frontera o dormidos sobre catres tirado sobre el piso. El anfitrión subrayaba los atropellos horrendos e inhumanos que ellos sufrían en su camino hacia lo que debería ser su salvación.

Confieso que cuando en la pantalla aparecieron imágenes de los buses transportándolos, y fueron detenidos por hombres y mujeres —adultos todos— gritando ‘¡Lárguense! ¡Regresen a sus países! ¡Aquí no lo queremos!’, perdí todo control y emití expresiones como si fuera un marinero borracho.

Contemplando la escena grite en alta voz: ‘Esos hijos de su madre que se creen? Volver a sus países? ¡Qué ignorantes y desgraciados son! ¡Están en su país, carajo! Lo que llamamos América, desde Alaska hasta la Patagonia es tierra del indígena!’. Apuntando mi dedo índice al televisor, añadí: ‘Estos pobres infelices que han puesto sus vidas en jaque, desafiando las inclemencias y la carencia de humanidad de algunos, son de ascendencia indígena!’.

¡No pude contenerme! cuando escuché los gritos y leí las pancartas: ‘No nos contaminen con sus enfermedades... no lo queremos... lárguense!’. Tiré mi almohada a la televisión gritando ‘¿Contaminarlos? Fueron tus antepasados europeos quienes trajeron consigo las enfermedades venéreas que contagiamos al indígena’.

Cuando me calme y tuve tiempo para reflexionar, me hice la pregunta, —por supuesto retóricamente— ‘Que hubiera pasado si cuando aparecieron en las playas americanas buques con europeos los mayas, aztecas e incas hubieran gritado ‘lárguense, regresen a sus países, no queremos que nos contaminen!’ Sigue...

*ESCRITOR Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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