La mayor ciudad de la frontera sur de México, Tapachula, emplea a migrantes que quedaron varados por las restricciones del presidente de Estados Unidos,...
- 15/10/2018 02:03
La resistencia indígena
El pasado viernes 12 de octubre, se conmemoraron 526 años de la llegada de Cristóbal Colón a lo que él creyó que era la India. Descubrimiento de América, como se ha definido por siglos, o descubrimiento del Nuevo Mundo. La evaluación de estos conceptos ha venido cambiando. Con un sentido de reflexión histórica, los afectados —los pobladores originarios con que se toparon Colón y sus tres calaveras— prefieren denominarlo ‘el Día de la Resistencia Indígena'. Los eventos alrededor del Mar del Sur, guardan iguales sentimientos.
En ambos casos, el valor de haber llegado al continente americano en 1492 o a las orillas del Pacífico en 1513, tiene que ver más con las repercusiones mundiales que esos hechos produjeron de allí en adelante. Es decir, entre otros aspectos: en lo comercial, en lo económico, en lo político, en lo social, en lo cultural y en lo militar para los que les gusta ese tema.
Ya se amplía una discusión entre investigadores y autores que retan la aceptada concepción de que fueron los españoles los primeros que llegaron al ‘nuevo mundo'. Especulan que, al parecer, los únicos que ‘desconocían' la existencia de Las Américas y del Mar del Sur eran los europeos. Hay quienes plantean con evidencia limitada que los chinos y algunos pueblos del África visitaron y comercializaban con pueblos de nuestro continente mucho antes de 1492, pero que a diferencia de los europeos, llama la atención que estos otros visitantes al continente nunca pretendieron subyugar o ‘civilizar' a los pueblos originarios.
De esto, lo que hay que rescatar y tener presente es que, alguien, tarde o temprano, iba a llegar al continente de todas maneras; y alguien, que no fueran los indígenas originarios que ocupaban estas tierras, tarde o temprano, iba a llegar a las orillas del mar desconocido por los europeos.
En el libro ‘Compendio de Historia de Panamá' de Juan B. Sosa y Enrique J. Arce, página 160 de la versión publicada en la Biblioteca de la Nacionalidad, Panquiaco, hijo mayor del cacique Comagre, mencionó por primera vez a Vasco Núñez de Balboa (1513, 21 años después del primer viaje de Colón) la existencia de un mar desconocido por ellos, los españoles. ‘Panquiaco, disgustado por aquella muestra de avaricia de los extranjeros, derramó de la balanza el objeto de la disputa' (400 gramos de oro)'… y los apostrofó diciéndoles: ‘si tan ansiosos estáis del oro que abandonáis vuestra tierra para venir a inquietar la ajena, yo os mostraré una provincia donde podáis a manos llenas satisfacer ese deseo'.
Dice Sosa y Arce: ‘Pasados los primeros momentos de alborozo, emprendió la expedición el descenso hasta las tierras del cacique Chiapes, quien, vencido en corto combate, obtuvo de los españoles la paz en cambio de su concurso y el de su gente en la siguiente jornada' (pág. 161). Este ‘avistamiento' del Mar de Sur abrió incalculables posibilidades para la conquista de nuevos territorios, la expansión de la Corona española, ganar favores con los reyes, desarrollo comercial, y el saqueo de las riquezas de esos territorios. Y no hay que olvidar a qué costo. En la revisión conceptual de nuestras creencias, en el afán de avanzar nuestra humanidad, se debe reconocer que muchos originarios murieron, sus familias liquidadas, sus hogares, costumbres y legados violentados mediante redadas, asaltos, violaciones y la destrucción de culturas y tradiciones indígenas de cientos de años, bajo un juicio racista y sectario de que eran seres inferiores.
La conciencia pública, en su admiración por Cristóbal Colón o Vasco Núñez de Balboa, no debe dejar que olvidemos nunca los hechos que fueron impuestos a la fuerza, por la barbarie del poder y muy en detrimento de la vida de seres humanos.
El dolor y la ironía sobresalen más aún si, alejado de los ajetreos cotidianos, reflexionamos sobre los retos que todavía enfrentan las comunidades indígenas del país para llevar una vida digna y provechosa en medio de tanta riqueza. Las vidas que se han perdido en las últimas dos semanas en la áreas indígenas, frente a los embates del agresivo clima de esta época del año, es un recordatorio de que aún, 526 años después, la Nación está en deuda con ellos. Mientras tanto, la resistencia indígena debe ser la resistencia de todos.
COMUNICADOR SOCIAL.