• 06/11/2025 00:00

Los IPTS y su importancia en la formación agropecuaria

Es común y frecuente observar en nuestras áreas urbanas y rurales, a jóvenes, damas y caballeros vestidos con uniformes kaki (color chocolate) y botas de campo, que acuden a colegios donde se imparten clases, preferiblemente, con orientación agropecuaria. Son adolescentes que asisten al Instituto Profesional y Técnico, (IPTs) agropecuario, a lo largo y ancho del país, especialmente en áreas rurales de nuestra campiña.

Hoy queremos hacer ciertas reflexiones, en el mes de la patria - meses y días son Patria- y los colegios donde se imparten clases teóricas y prácticas en labores agropecuarias, extensivas a los centros educativos del país. No porque sea el mes dedicado a exaltar los símbolos patrios, sino porque la Patria se construye todos los días. Ya se ha dicho hasta la saciedad que la Nación se va haciendo “de a poquitos”, como dijera un poeta y no solo en desfiles lujosos, tambores, cornetas, uniformes, botas y minifaldas o músicas estrambóticas, bandas independientes, sino en ser cada minuto, mejores ciudadanos y hombres de bien, sirviéndole a tu país y a la sociedad.

Que mis sacrílegas palabras no profanen, ni sean tergiversadas o distorsionadas, pues estas actividades pueden convertirse en una fiesta patriotera, fanfarria carnestoléndica, deformando su real contenido y trascendencia, deteriorándose a un grado mínimo de orgullo, dignidad y respeto por las cosas realmente dignificantes que son la raíz primigenia del nacionalismo verdadero y autentico.

Los IPTs agropecuarios vienen a llenar un cometido en el país profundo agropecuario, pues le permite a los y las jóvenes del interior de nuestro país tener acceso a una educación y formación orientado a aquellos (as) que han optado por un bachillerato agropecuario y, posteriormente, cursar estudios a los más altos niveles en estos menesteres.

Actualmente, existen 34 IPTs Agropecuarios diseminados en toda la geografía nacional, desde Guna Yala hasta el Silencio en Bocas del Toro y cumplen un cometido docente-didáctico, brindándole la pertinencia a chicos (as) una formación, sino la mejor, por lo menos tienen la oportunidad de ingresar en un aula de clases y participar del proceso enseñanza aprendizaje. Ha sido una experiencia enriquecedora en donde se interactúan padres de familia, estudiantes, profesores, líderes comunitarios. Han egresado de esos planteles desde 2022 hasta 2025, alrededor de 4,441 estudiantes.

Entre sus objetivos definidos esta la formación técnica y profesional, combinando la teoría y la practica en campo, fincas, predios rurales, con la finalidad de aplicar los conocimientos, planificar, gestionar, brindar asistencia técnica a nivel privado o labores en las instituciones del Estado.

En la malla curricular está el contenido del desarrollo de habilidades y destrezas con el objetivo de llevar a cabo y administrar sistemas de producción agrícola, pecuario y agrosilvopastoril. Esto implica elevar los niveles del conocimiento para transmitir esas habilidades de manera paralela en empresas, emprendimientos y asociaciones u organizaciones de productores.

Deben aspirar y así ha sido su origen, introducir la innovación y sostenibilidad, impulsando el empleo de técnicas innovadoras, investigación aplicada en la medida de las posibilidades, creando valor agregado, ser autosostenibles.

Lo que se pretende es formar un técnico medio, a nivel de bachillerato, que propugne por transformaciones en el sector, sin abandonar el área rural—ya hemos escrito al respecto—, garantizar la seguridad alimentaria, no depender de importaciones y contribuir a asegurar la producción nacional.

El Ministerio de Educación, por su parte, a través del Decreto Ejecutivo No 520 de 28 de diciembre de 2005 “Por el cual se crea la Oficina de Coordinación del Fondo de Educación Agropecuaria y se reglamenta el uso del dinero por los Centros Educativos Oficiales” con la finalidad de suministrar los recursos económicos y financieros para la ejecución de los planes, programas y proyectos tanto en aula, como campo y semovientes.

Dicho fondo fue creado y cuyo objetivo era fortalecer todas las proyecciones en los planes de producción de los centros educativos, adquisición de insumos, equipos, contribuir a los programas alimentarios de los colegios. O sea, la ley permite flexibilidad para la operatividad y funcionamiento del colegio, bajo la supervisión y los mecanismos de control necesarios.

Indudablemente que la realidad de los hechos, de alguna manera, conociendo la naturaleza de la especie humana, no todo ha sido como se esperaba y en algunos casos, el recurso no llegaba a tiempo, ni en la cantidad suficiente, las labores agrícolas se atrasaban. Los sucesos que ocurrieron en el país en el sector educativo alteraron la dinámica de los acontecimientos. Las actividades agropecuarias no esperan, ni en tiempo, ni en circunstancias.

Algunas estructuras y equipo están obsoletos y deteriorados, la matrícula ha descendido, se les brinda prioridad a otros sectores, contención del gasto público.

Considero que la vivencia ha sido interesante, la evaluación debe ser integral, mayor acercamiento, coordinación entre diversas instancias administrativas y de ejecución. Debe existir una transversalidad y participación, despojarnos de los egos y personalismos.

Quizás los esfuerzos de la creación de Ceagro, el Itse, Inadeh y la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá, se unan en un haz de voluntades para brindas un mayor apoyo a los IPTs.

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