Según el economista en jefe de la FAO, Máximo Torrero, la región ha reducido la prevalencia del hambre, con casos destacados como Brasil, República Dominicana...
Cuando caminé por primera vez hacia el Santuario de Jesús Nazareno de Portobelo, me impresionó las anécdotas que relataban las personas; sin embargo, mi atención estuvo enfocada en un joven que cargaba una cruz, confeccionada en cedro espino, durante su recorrido hacia el templo, lo acompañaban tres personas proporcionándole alimentos y diciéndole al oído palabras de ánimo.
En ocasiones, se le acercaban personas para ayudarlo a cargar la cruz, algunas le gritaban palabras motivadoras y otras lo veían con asombro, pero en sus rostros se notaba su duda. En ese grupo de incrédulos estaba yo, analizando la campana de Gauss desde diferentes perspectivas y al final, parada entre la multitud, observé cuando alcanzó su objetivo. Esa escena me recordó el pasaje bíblico: Jesús fue presentado ante Pilato (Lucas 23, 1 al 56) y el mensaje de la resurrección (Lucas 24, 1 al 12).
Una persona se me acercó y me dijo, esa es su manera de agradecer por la misericordia y piedad que ha recibido. Cuando Jesús Nazareno de Portobelo realicé un milagro para ti, tu manera de agradecer será otra. Esas palabras, escuchadas ese día, fueron escribiéndose al pasar de los años.
Mi historia empezó cuando incursioné en el área de la docencia a nivel superior donde la mejora continua, a través de ejecutorias (participación en congresos, seminarios y cursos, seminarios impartidos, tesis asesoradas, libros o artículos publicados, entre otros) son el pilar fundamental para mantener una certificación en esta área.
Nunca pensé que escribiría temas relacionados con religión, pero las vicisitudes de la vida me llevaron a escribir diversos artículos relacionados con Jesús Nazareno de Portobelo, de cariño el “Naza”.
Esas caídas fueron las páginas de mi libro de recuerdos que se convirtieron en la manera de desahogar todo el sufrimiento por el cual estaba pasando. Aprendí que cada página escrita al final del día era una anécdota y debía considerar su lección aprendida porque no podía quedarme en la oscuridad de las circunstancias adversas. Cada amanecer era un regalo del Padre, Hijo y Espíritu Santo y una nueva historia que debía escribir para compartirla con otras personas (El talento de las cuatro décadas (07-04-2023), El silencio del “Naza” (18-10-2023), Déjame partir (15-02-2024), Deuda, vanidad y austeridad (31-03-2024), Discurso y acción (01-04-2024), Me equivoqué (25-05-2024), El “Naza”, fe, esperanza y caridad (17-11-2024), Tiempo de Navidad (24-12-2024), Alégrate y enamórate de la vida (17-03-2025) y Escuchar, pensar y actuar (19-05-2025)).
Respetado lector, tenga presente sus raíces religiosas porque la vida tiene desafíos en diferentes áreas (espiritual, personal, laboral, financiera, relaciones interpersonales y sociedad). Nosotros somos el escritor de nuestra historia solamente debemos saber escoger nuestras decisiones y aceptar nuestros errores para que éstos sean una lección aprendida y nos ayuden a tener una mejora continua en nuestras vidas.
Al final del camino, aprendí: ámate (conoce tus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas), perdónate (perdónate por tus decisiones incorrectas y escríbelas en la arena para que las olas del mar la borren) y sé feliz (la felicidad no está en el pasado o en el futuro, es nuestro presente cuando disfrutamos cada minuto de nuestro tiempo).
A ti Jesús Nazareno de Portobelo, por haber sido ese amigo fiel que nunca me abandonó y a todos los samaritanos que encontré en mi camino, les agradezco su misericordia y piedad (Lucas 10, 30 al 37).
A los devotos del “Naza”, nunca olviden lo que él realizó en sus vidas. A ustedes lectores de la columna de opinión del diario La Estrella de Panamá, gracias por haber reservado minutos de su tiempo para leer mis artículos.
Al equipo editorial de La Estrella de Panamá, gracias por ofrecer el espacio de la columna de opinión para que las personas tengamos la oportunidad de compartir nuestros conocimientos, aprender y desaprender.
A los jóvenes profesionales panameños, los exhorto a leer la historia de este hermoso istmo colmado de muchas tradiciones que deben atesorarse porque son la esencia para construir un país con principios éticos cultivados en la familia donde la prosperidad y la equidad sean las bases de los diálogos nacionales y se escuchen las propuestas para mejorar la sociedad panameña como se ha caracterizado esta nación en su devenir histórico.
Hoy me despido de ustedes, agradecida por haber presentado mis puntos de vistas durante varios años. La vida tiene fases y cada una tiene un inicio y un final (Juan 21, 18). Poco a poco vamos cerrándolas, ha llegado el momento de finalizar esta etapa como escritora y docente.
“Que nuestros hijos sean en su juventud como plantas frondosas, y nuestras hijas como cariátides, modelos de palacios; que nuestros graneros estén llenos, rebosantes de frutas de todas las especies; que nuestros rebaños se multipliquen a millares, a miles y miles por nuestras praderías; que nuestros bueyes vengan bien cargados, que no haya brechas ni fugas, ni gritos de alarma en nuestras plazas. Dichoso el pueblo que tiene todo esto, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor”: Salmo 144, 12 al 15.