• 06/09/2020 00:00

'Nueva normalidad' y salud mental

Han pasado cinco meses y ahora todos nos abocamos a cambios drásticos en nuestra manera de vivir. Hemos estado sometidos a un encerramiento en nuestros hogares realizando actividades fuera de lo común.

Han pasado cinco meses y ahora todos nos abocamos a cambios drásticos en nuestra manera de vivir. Hemos estado sometidos a un encerramiento en nuestros hogares realizando actividades fuera de lo común. Ello nos ha llevado a hacer ajustes en nuestro comportamiento, lo cual, en muchos casos, si no se ha manejado adecuadamente la situación, ha podido causar trastornos en la conducta, afectar las relaciones familiares y con otros.

Para enfrentar estas consecuencias de la pandemia, debemos cuidar adecuadamente nuestra salud mental, entendiendo por ella “el bien emocional, psicológico y social de una persona”. Ella afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos diariamente. Tomando en cuenta lo anterior, podemos entrar a la “Nueva normalidad”, decretada por el Gobierno nacional, entendiendo por ella nuevas formas de vivir, y ajustes en nuestro comportamiento.

El levantamiento de las normas sanitarias existentes no debe ser interpretado como un llamado a “salir en estampida”, un “corre a hacer lo que hacíamos antes”. Si ello es interpretado así, tendremos que volver al confinamiento colectivo. Hay que ser coherente, por muy bajo nivel educativo que se tenga, hay que ser sensato y tener presente que, si yo me infecto, infectaré a los que viven conmigo y esto altera toda mi vida familiar.

La “Nueva normalidad” a la que se nos convoca es un desafió colectivo, al cual debemos enfrentarnos con una salud mental bien centrada, basada en el bien común, no imponiendo mis criterios. Sabemos que no será fácil, pero debemos convencernos de que esta es una oportunidad de “volver a vivir sin correr riesgos de muerte”. Eso significaría que, si somos aficionados a los juegos de azar -casinos, bingo, ruleta, etc., partidas de dominó, barajas, dados, carreras de caballo-, o sea, todo aquello que implique lugares donde haya aglomeración de personas, debe ser evitado, aunque llevemos mascarillas, pues los ánimos se alteran y la distancia social no es observada adecuadamente. En todo esto incide el aspecto económico, pues se corre el riesgo de que el presupuesto familiar se siga viendo afectado, después de haberse ajustado durante el control de concurrencia a estos eventos.

Muchas personas han quedado cesantes en sus trabajos, otros tienen que hacerles frente a las moratorias a las que se han acogido, lógico sería revisar esto a la luz de la salud mental, evaluando todos estos aspectos en el grupo familiar, y así concluir las decisiones que se deben tomar para el bien común.

A futuro, pasada la pandemia, habrá tiempo para carnavales, procesiones, conciertos musicales, “parkings”, paseos de playa, bailes típicos, ver películas, eventos deportivos, cumpleaños, aniversarios, etc. Pasada razonablemente y con una buena salud mental la COVID-19, entonces podemos decir “me salvé yo y mi familia, porque actúe razonablemente y puedo seguir viviendo “a lo panameño” y cantar con Marc Anthony “Valió la pena” …”; y repetir nuestro himno sin miedo: “Alcanzamos por fin la victoria…”.

Trabajador social jubilado.
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