• 05/08/2023 00:00

Panamá: necesidad de la segunda vuelta electoral

“[...] es nuestra obligación buscar una nueva Constitución Política que detenga estas situaciones nocivas para la democracia”

Con el cierre del proceso de inscripción de los candidatos a la Presidencia de la República, que ha llegado a un total de diez candidatos a la silla presidencial, surge nuevamente la inquietud de establecer la segunda vuelta electoral.

Para entrar en materia, es importante conocer el origen de esta herramienta electoral, que tuvo su inicio en la Francia del siglo XIX y que con el paso del tiempo fue adoptada por distintos países, incluyendo varios de Latinoamérica. En Panamá, el debate sobre la implementación de este mecanismo se intensificó con el retorno de la democracia al país en los años noventa del siglo pasado, luego de la caída del dictador Manuel Antonio Noriega.

En ese momento, se observó que la victoria del expresidente Ernesto Pérez-Balladares fue con alrededor del 30 % de los votos, lo cual pronosticaba que la balanza estaría a favor del actual partido de Gobierno, ya que contaba con una plataforma de inscritos que representaba dicho porcentaje de votantes, mientras que el otro porcentaje de electores fragmentó sus votos entre los demás candidatos de los distintos partidos políticos, lo que resultó en un vencedor que no contaba con una mayoría absoluta de votos. Esto no le quitaba legitimidad, pero sí podía ser interpretado como una falla dentro de un sistema democrático.

Como ejemplo más reciente, podemos mencionar al actual presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, quien ganó las últimas elecciones con alrededor del 33 % de los votos. Esto refleja que la mayoría de los panameños no consideraba la figura del actual mandatario como apta para dirigir el Ejecutivo, pero esa gran mayoría dividió sus votos entre la gran diversidad de candidatos presidenciales que se postularon en las pasadas elecciones. Esta situación se repetirá como un patrón en la próxima cita electoral de 2024.

Muchos analistas políticos no consideran viable la aplicación de la segunda vuelta electoral en Panamá, por considerarla desgastante, costosa y por temer que los votantes puedan manifestar desinterés al no asistir a las urnas en una segunda ocasión, al ver que su primera opción para la Presidencia fue eliminada en la primera vuelta. Sin embargo, no deja de ser cierto que lo que se busca con una segunda vuelta electoral es dejar como ganador a quien represente la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Claro está que para garantizar que el ganador sea la persona idónea para dirigir el país, es necesario que el panameño aumente su capacidad de análisis crítico a la hora de ejercer el sufragio.

Somos del criterio de que debemos ir más allá de las teorías sobre la materia en cuestión y percibir que la abundancia de candidatos puede ser producto de estrategias políticas para debilitar a candidatos con posibilidades de ganar las elecciones, un acto que no sorprende dentro de la política criolla. Por ende, es nuestra obligación buscar una nueva Constitución Política que detenga estas situaciones nocivas para la democracia.

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