• 31/07/2016 02:00

Vida que olvida

Pedro se enfurece al repetirse el crimen de Prestán con el fusilamiento de Victoriano Lorenzo

La lectura de Barrio Negro de Georges Simenon me hizo sentir una intensa emoción con las cromáticas pinceladas de la ciudad atlántica de Colón y con Justo Arroyo con Vida que olvida , camino otra vez por el lluvioso Colón de mi infancia y recuerdo mi tercer grado de primaria en la Escuela República del Uruguay. Colón atesora vivencias familiares, siempre presentes, de los hijos de mi abuelo el irlandés-tabogano, el auténtico Richard Brooks.

Justo Arroyo traza con sensibilidad patriótica el itinerario de un país sometido por las águilas imperiales desde 1885 a 1939, cuando el bogotano Pedro Regalado llega al Caribe panameño, con su hermosa negra Antonia. El autor narra los tiempos de Pedro Prestán cuando tiene la osadía de enfrentar a un engreído cónsul estadounidense, además resalta el fracaso del Canal francés, así como el surgimiento del Coloso del Norte.

Pedro se enfurece al repetirse el crimen de Prestán con el fusilamiento de Victoriano Lorenzo. Surge el 3 de Noviembre de l903 y él, siempre bogotano, se violenta contra el Acto Separatista. El Panamá Cede crea la Zona del Canal con su odiosa discriminación y arrogancia imperial, surge el enclave estadounidense en pleno centro del Istmo.

Las intervenciones del Gran Garrote se multiplican ante cualquier incidente como el de La Tajada de Sandía. Pedro Regalado sufre la invasión de Coto por Costa Rica en 1921; se identifica con el Movimiento Inquilinario de 1925, se asombra ante la Revolución de Tule de los indígenas de San Blas y el golpe de Estado del 2 de enero de 1931 por Acción Comunal.

Justo Arroyo, con tonos sensitivos, describe las festividades del Cristo Negro, el Naza de Portobelo. El Naza deslumbra con una figura que intimida, la mirada te penetra el alma. El lector palpita con la devoción colectiva y hace el sendero de la redención con una multitud enloquecida de fe.

Pedro Regalado es un anacronismo viviente, es ‘una mecha ambulante en espera de su chispa '; se niega a reconocer que Panamá ya no es un departamento de Colombia. Antonia, su esposa, se siente señora en una sociedad multiétnica y policultural. Pedro se desconcierta ante el traumático drama de sus hijas Aminta, Nicolasa y Martina: son ‘un cielo negro, gris y azul '. La vida es más paradójica que los deseos paternales. Justo Arroyo, con el estilo del egipcio Naguib Mahfuz, un cirujano de almas, nos confronta con las historias personales de tres mujeres distintas.

Justo Arroyo nos introduce en la voluptuosa trama, con una prosa plena de sudor, olores, sonidos, lágrimas, golpes, aguardiente. Justo es un escritor consecuente con el Panamá Profundo, en cada nuevo texto se supera, así como lo hace la República cuando se libera de sus prisiones contractuales. Panamá en su devenir vive una épica de la esperanza.

Vida que olvida es la novela que le da la bienvenida a la celebración de un siglo de afirmaciones patrióticas, de una nación que ejerce jurisdiccionalmente su soberanía en todo su territorio. La cálida narración enorgullece a una comunidad con un valioso sentido de pertenencia con más de cinco siglos de hacer patria común.

Referencia bibliográfica : Arroyo, Justo. Vida que olvida / Cali: Alfaguara, 2001. 254 páginas.

Nota. La reseña está incluida en Musas del Centenario de mi clon Ricardo Arturo Ríos Torres, libro publicado en el 2003, está agotado, puede consultarlo en la Biblioteca Nacional.

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