La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
Aulina Ismare: 'La idea occidental es devastar árboles, la mía es conservarlos'
- 09/08/2022 00:00
- 09/08/2022 00:00
Desde niña, Aulina Ismare Opua quiso convertirse en líder de su comunidad y soñaba con ser cacica. Nació en Río Hondo, Chimán, en Panamá este. Es madre de una niña de 5 años de edad; es la mayor de 6 hermanos, sus padres son agricultores y su mamá también es artesana.
Convertirse en líder de un pueblo indígena significaba superar varios retos y desafiar los modelos patriarcales que dominan en esas comunidades. Nunca perdió el norte y tuvo que dejar su hogar cuando era una niña para terminar sus estudios; y logró, con una beca, una preparación académica en Chile.
De regreso a Panamá y a sus 36 años fue elegida como cacica nacional del pueblo Wounnan. En una entrevista con La Estrella de Panamá, Ismare expresó que su liderazgo representa a la nueva generación de mujeres con conocimiento y capacitadas para liderar y romper paradigmas.
Lo que me inspiró desde mi infancia es que veía a mis padres y a las personas de la comunidad reunirse en las noches, y me preguntaba, ¿qué tanto hablan?, eso me causaba curiosidad, después entendí que estaban intercambiando ideas para poder llevar a cabo las luchas.
Cuando tenía 11 años de edad participaba como oyente en las reuniones. A los 14 años me involucré en la participación de algunos proyectos comunitarios, fui secretaria de una asociación siendo todavía una adolescente; ya me gustaba esto, eso me inspiró a seguir estudiando para superarme como mujer y como indígena.
Estudié docencia en Chile, conseguí una beca gracias a mis calificaciones. Desde los 11 años salí de mi casa porque en mi pueblo no había escuela para estudiar premedia, y tuve que vivir con una familia que no era la mía; lloraba en las noches porque estaba en una casa extraña, con personas que no eran indígenas.
Ese cambio de costumbres tan distintas me costó mucho. Cuando se me dio la oportunidad de estudiar en el extranjero, no lo pensé.
Me costó también allá; extrañé mucho, pero la experiencia me fortaleció. En ese tiempo podía hablar con mi familia solo por llamadas una vez al mes, y ellos se movían a algún sitio donde hubiese teléfono para hablar conmigo, eso me daba fortaleza para seguir, porque si regresaba antes no les iba a poder ofrecer nada; el regalo más grande que yo les podía dar era el diploma.
Trabajé en el Ministerio de Economía y Finanzas en el Centro de Orientación Infantil, en la parte de lenguaje y comunicación. Después me dediqué a consultorías, a levantar proyectos internacionales. De hecho, en septiembre termino el contrato de la consultoría de la Ley 17 que es de medicina tradicional para pueblos indígenas. Los proyectos en que he trabajado han sido para los pueblos indígenas.
En efecto, sí, porque la figura que siempre han visto es un hombre, y ese hombre tiene que ser un señor mayor que tiene que estar adelante, es lo que se ha visto siempre. Entonces, cuando una mujer aspira a este cargo, que tampoco es una señora de 50 años, sino más bien de 36 años, una 'chiquilla que no sabe nada', según decían, recibe muchas críticas negativas, pero también muchas críticas positivas; en mi caso, que me ayudaron mucho y el apoyo más importante que recibí fue el de mi familia y amistades que me decían: 'Usted tiene la capacidad para estar allá arriba y dirigir a la nación Wounnan, con todos tus conocimientos'.
Las mujeres se sienten muy felices con la representación. Estoy aquí adelante como mujer wounnan, y como hemos visto hay una figura patriarcal; al mando siempre había un hombre, sus suplentes... sus presidentes siempre han sido hombres y mayores, aquí vemos a una mujer joven y con conocimientos, es romper ese paradigma, ese esquema, estamos representando a las mujeres, a la juventud.
Vemos en otros pueblos indígenas que todavía tiene que ser un hombre quien esté al frente, que creen que la mujer no tiene esa capacidad o esa fortaleza, pero no es así, nosotras también podemos.
Sin embargo, hemos visto en elecciones de otros territorios la participación de las mujeres, aunque en mi candidatura ninguna otra mujer se atrevió a postularse; considero que por la gran responsabilidad que representa dirigir una nación de más de 12 mil habitantes, y asumir eso es difícil porque se tiene la idea de que la mujer debe estar en la casa; imagínate que el hombre tenga que quedarse en la casa, cuidando a los niños... él se va a 'sentir' porque se ha criado pensando diferente.
El objetivo principal es la seguridad territorial; quienes desconocen la realidad preguntan ¿para qué esos indígenas quieren más tierra? Pero no lo ven más allá de la ventana, o sea, la visión es muy corta. Nosotros como pueblo indígena, sin menospreciar o desprestigiar el pensamiento occidental, vemos más allá, vemos el mañana, el futuro.
Si conservo esto, mañana tengo un beneficio basado en esto: tengo un alimento seguro en mi mesa, en mi casa, en mi fogón; tengo un medicamento seguro para aliviarme de algún dolor, entre otras cosas, tengo agua saludable para la vida.
La idea del pensamiento occidental, con los territorios, es tirar todos los árboles y tener ganado ahí, pero el ganado muere. Mi idea es conservar la tierra, por eso mi objetivo es la seguridad territorial.
En segundo lugar, la educación, porque necesitamos recurso humano capacitado y fortalecido para lo que nosotros queremos.
Aún más fortalecido, aún más seguro en la toma de decisiones, capacitado, desarrollado. Cuando hablamos de desarrollo la gente piensa en un edificio, eso no es desarrollo, más bien es parte del complemento del diario vivir, en los pueblos indígenas tenemos la filosofía de que cuando hablamos de desarrollo, hablamos de cuidar, del rescate, eso es lo que nos ayuda siempre y cuando no perdamos la visión de nuestros ancestros.
Hemos perdido muchas. Antes, las mujeres usaban solo la paruma [falda tradicional], estaban con el pecho descubierto; antes la mentalidad era más sana, más pura, ahora hay pensamientos de morbo, por lo que las jóvenes prefieren taparse. El idioma también se ha ido perdiendo.