• 16/04/2014 02:00

Bajo la sombra del poder

‘El temor al fracaso puede conducir a todo tipo de desastres...’.

En el 2013, HBO dio a conocer un documental titulado ‘Trophy Kids’ (‘Niños Trofeo’), en el que se relata la historia de padres obsesionados con que sus hijos sean deportistas estrellas, y sobre los métodos violentos y contraproducentes que utilizan para presionarlos a dar el máximo. No es raro ver peleas entre padres de equipos opuestos en partidos de niños, incluso cuando tienen cuatro y cinco años y apenas saben patear un balón. O, incluso padres que usan la intimidación y el terror contra los entrenadores después de un partido de fútbol o de cualquier otra disciplina deportiva. Los jueces y entrenadores muchas veces deben ser escoltados por la policía.

El problema es tan grande que hoy día algunas ligas obligan a los padres a tomar cursos sobre cómo comportarse en las competencias como condición para que sus hijos participen en los deportes escolares. Lo hacen para evitar agresiones contra los instructores, y también para proteger a los pequeños. Este entrenamiento, llamado ‘Código de Conducta para Padres’, los ayuda a evitar comportamientos inapropiados.

El documental profundiza en las miserias y sacrificios que recaen en los pequeños campeones y contienen agresiones verbales de padres en público tan difíciles de creer y de asimilar, y de jóvenes deportistas hechos pedazos por las actitudes infantiles y de fanatismo enfermizo de sus papás, tanto dentro como fuera del campo de juego. Son padres obsesivos y controladores, que con frecuencia inician las peleas que terminan en los noticieros de la tarde o en videos con millones de visitas. Estos progenitores hacen ‘lo que sea’ por conseguir que sus hijos sean unas estrellas del deporte. Hacen apuestas y sacrificios y los presionan desde la infancia con un único objetivo: que ganen y sean los mejores. Estos niños desde temprana edad, quedan emocionalmente trastornados, acomplejados y, con una perjudicial relación con sus padres. Suelen vivir un complicado entorno afectivo.

En el video se observa y se escuchan expresiones como: ‘Ganar es lo único que me importa. Para mí es cuestión de vida o muerte’, dice Ian, el padre de un joven golfista de once años al que apodan ‘El lobo’ y que lleva practicando golf todos los días de su vida desde que cumplió cinco años. Ian está seguro de que su hijo es el nuevo Tiger Woods, razón por la que no asiste al colegio.

‘Ser el segundo apesta, ¿verdad? Odiamos a los segundones. Es peor que ser el último’, advierte Andy, el padre de Billy, joven promesa de la natación, al que increpa duramente cuando falla: ‘Hoy me avergonzaste. Me has decepcionado. ¿Quién te has creído que eres?’.

Charlie es un boxeador de quince años que no conoce la derrota. Larry, su padre, ha convertido la casa en un gimnasio, el jardín en un ring de tamaño real y en su cuarto instaló una sauna. Su madre no aguantó más y prefirió marcharse.

La carrera de Edén en el tenis empezó cuando tenía cuatro años. Su padre se gasta una fortuna en clases y profesores para su hija. Es su gran inversión, pero en ocasiones duda sobre la repercusión que esto pueda tener en la relación con su hija. ‘Esto es un negocio. Ganar es lo único que me importa’, terminó diciendo su padre.

Se admira a los deportistas campeones. Pero, ¿qué tuvieron qué hacer para llegar tan lejos? ¿Qué hay detrás de los títulos y trofeos? Muchos viven de las ilusiones y sueños de otros y no de los de ellos mismos o, quizás es la frustración sobre la propia vida de su progenitor, del que nunca logró nada. Y, todo para ser queridos y reconocidos, en una sociedad donde si no se te admira, eres un don nadie.

El temor al fracaso puede conducir a todo tipo de desastres: rompimiento de las relaciones familiares, rivalidad entre padres e hijos, drogadicción y el suicidio; y, hasta conseguir por deshonestas acciones lo que no se pudo alcanzar por medios justos. Está bien que se exija en la medida de lo posible sin etiquetar de ‘superdotado’, porque se está creando un estereotipo peligroso. Debe haber un balance entre ‘lo que se puede y hasta dónde se puede’.

PSICÓLOGA

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