• 15/02/2017 01:00

Farsa y fantasía

¿Estos ser los carnavales? No. Es política 

¿Estos ser los carnavales? No. Es política. La idea del escrito surge debido a que idéntico a festividades carnestolendas, un notorio estado febril se produce al acercarse la fecha del próximo torneo electoral. Por allí se presume que cerca de cuatro agrupaciones como partidos en formación intentarán incursionar al sistema y, por otro lado, una inmensa cantidad de aspirantes a libre postulación. Ante tal hecho, imprescindible actuar con seriedad y objetividad. El espacio de los mal llamados ‘independientes' convertirá la postulación en una parafernalia donde no habrá papeleta electoral que aguante la cantidad de candidatos en los diferentes circuitos electorales.

Este acontecimiento democrático no tendría de mi parte ciertas aprensiones, si no fuese por el sistemático y recurrente ataque descalificador a políticos y organizaciones legalmente constituidas como son los partidos políticos vigentes. Es una agresión permanente en diversos medios de comunicación que penetra y seduce el subconsciente del receptor. En tal acción no hay conciencia del efecto rebote. Ello crea un ambiente de mal sabor y grados de hostilidad, cuyo resultado es más nocivo que productivo, pues regresa cual búmeran golpeando a tirios y troyanos. Al expresar esto no intento hacer defensas a ultranza ni pretendo ocultar el deterioro que en algún nivel adolece la clase política y los partidos debido a escándalos y presuntos malos manejos de los recursos del Estado.

Aunque no sean de propia autoría, males que a diario persisten innegable es que la responsabilidad primaria de erradicar o minimizar, es de las autoridades. De manera que el negativo fenómeno no puede atribuirse única y exclusivamente a ningún sector en particular. Si realmente pretenden mejorar y corregir el estado de cosas, se impone madurez acompañado de serenidad, valor y sabiduría. Por ejemplo, poner un alto al juegavivo de crear partidos que sean utilizados para el chantaje y negociaciones clientelistas y oportunistas de ‘Alianzas electorales'. En ese orden de idea, la Reforma Electoral debe exigir para la subsistencia como organización política que cada colectivo postule candidato presidencial. No es imponer camisa de fuerza, es construir el camino de un mecanismo viable para adecentar torneos quinquenales. El partido que obtiene porcentaje de sobrevivencia puede formalizar alianza de segunda vuelta. Cabe resaltar que con estos cambios resulta coherente introducir. También participará postulando el resto de cargos pero al no postular cabeza principal, automáticamente inhabilita primera opción.

En mismo orden de ideas, los aspirantes a cargos de elección en primarias de partidos solo pueden hacer proselitismo con miembros de su colectivo, es decir personas inscritas. Sin embargo, aspirantes a libre postulación que deben buscar firmas en ciudadanos no afiliados, lo hacen a libre albedrío. Solicitan apoyo a personas matriculadas, lo que a la postre produce una renuncia tacita de quienes por buena fe o ignorancia rubrican su firma. Por simple razonamiento aunado a endeble e inmoral proceder, el TE debe anular tal acreditación y no otra sanción. De igual forma el subsidio electoral un recurso de gran valor en fortalecimiento de la democracia debe reconsiderar reglamento en su forma de distribución. Me refiero a que en primera instancia debe incluir acorde circunstancia a todos los candidatos. No obstante en segunda aplicación solo debe repartirlo a personas jurídicas como los partidos legalmente constituidos porque en uso del recurso son supervisados y fiscalizados por normas establecidas en Ley.

Muchas son las objeciones que se pueden argumentar en contraposición de quienes exigen igualdad de condiciones. Paralelamente asumen posiciones de figuras emblemáticas en decencia e impoluta personalidad. Es su derecho, pero los reglamentos evitan desorden y anarquía. Es naturaleza del ser humano crecer y superarse, empero este desarrollo debe realizarse con dignidad y honestidad. Destruir la política y políticos de forma generalizada desnaturaliza el propio ser. La política, según Aristóteles, es noble porque induce la asociación de ciudadanos en aras del bien común. Quienes en su afán y ambición de poder insisten en método destructivo son farsantes y fantasiosos, pues disimuladamente insinúan desconocer qué patologías del ser humano no solo son físicas. Sublime y sano ideal es eliminarlas, pero utópico e iluso sería pensar erradicarlas totalmente porque perfecto solo Dios.

‘Un hombre se puede equivocar muchas veces, pero no se convierte en un fracaso hasta que empiece a culpar a otros por sus propios errores', John Burroughs.

DELEGADO NACIONAL DEL PRD.

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