• 22/04/2018 02:02

Cuando los hechos hablan, las palabras sobran

Cuando las personas dejan de consumir sodas o cualquier otro refresco azucarado, pierden peso

Cuando las personas dejan de consumir sodas o cualquier otro refresco azucarado, pierden peso. (https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2673150). Ese es probablemente el punto de partida más elemental para entender la dinámica de perder peso, porque son calorías ‘vacías' que el cuerpo no necesita.

Esto no lo entendió el Global Energy Balance Network (GEBN), un grupo creado por los fabricantes de sodas, que señaló que las personas no necesitan preocuparse por lo que comen mientras estén activos físicamente. El grupo fue disuelto luego de que la opinión pública descubrió su oscuro propósito, pero el daño causado aún permanece porque estas empresas insisten que la causa de la obesidad es la falta de ejercicio. De hecho, cuando el GEBN funcionaba, su vicepresidente declaró que no había evidencia convincente de que las sodas causan obesidad.

La verdad es que, aunque existe evidencia científica convincente de que las sodas contribuyen a la obesidad, es muy difícil probar su causalidad. Pero igualmente cierto es que quemar la cantidad de calorías provenientes de sodas es una tarea monumental. De hecho, esa fue la lógica detrás de una de las mejores campañas de publicidad de la ciudad de Nueva York, cuando el alcalde Michael Bloomberg trató de reducir el tamaño de porción de las sodas y colocó un mapa en el Metro que mostraba con línea roja las tres millas que se tenía que caminar desde Union Square en Manhattan hasta el centro de Brooklyn para sudar las calorías de una lata de soda de 20 onzas. Es decir, cien calorías por milla, en promedio.

Steven Blair, que era el fisiólogo vinculado con GEBN, apareció en un video diciendo: ‘Todo el mundo dice que comas menos, que no comas comida chatarra y no tomes sodas. Yo les digo que eso no tiene nada que ver con la obesidad. Todo lo que tienes que hacer es estar físicamente activo todos los días'. Por supuesto, ese video fue eliminado de la red, porque resultó embarazoso para el doctor Blair y para las empresas involucradas.

Y aunque las empresas nunca dieron la cara, siempre supimos quiénes eran. La falta de la transparencia, particularmente con respecto a la financiación de estos grupos fachada, es una de las cosas que más ha perjudicado la imagen corporativa de la industria de sodas. Así como también la insistencia para inmiscuirse en asuntos que no son de su competencia y generan serios conflictos de interés. Por ejemplo, impulsar la designación de Kathleen Black como directora del Sistema de Escuelas Públicas de la ciudad de Nueva York, el más grande de los Estados Unidos, luego de ser miembro por 20 años de la junta directiva de Coca-Cola, recibir ingresos de $2 millones y comprar acciones por más de $3 millones. Igualmente ocurrió con Victor Dzau, que antes de ser nombrado director del Instituto Nacional de Medicina ocupó un puesto lucrativo en el consejo de PepsiCo y compró acciones por más de $3 millones. Es decir, estamos frente a una industria cuyos productos son altamente cuestionados por la Organización Mundial de Salud y todavía osa en colocar personas incondicionales a sus intereses en posiciones que requieren de un criterio absoluto y decidido en materia de salud pública. Y eso es un problema.

También es un problema que en el último lustro, aproximadamente el 95 % de los estudios financiados por la industria de sodas, obtuvieron resultados favorables para el patrocinador. ¡Qué casualidad! Entonces, la duda que surge es si, en efecto, los resultados de las investigaciones sobre nutrición son realmente ciencia o solo una forma disfrazada de hacer mercadotecnia. Nuestra opinión es que gran parte de todos los estudios para fomentar el consumo de un producto es fundamentalmente marketing , puro marketing. Sobre este tema escribiremos posteriormente para dar detalles sobre las investigaciones realizadas en la industria de alimentos en los últimos 20 años.

Para terminar, un punto inquietante en torno al marketing salvaje que realiza una empresa de sodas patrocinadora de la Copa Mundial. Porque la cantidad de publicidad que utiliza para alentar el consumo de sodas, sabiendo que contribuyen a la obesidad, diabetes, hipertensión, cáncer, entre otros, es lamentable. Promociones que van desde la colección de tapas, concursos de platillos, rifa de boletos de viaje y hasta aplicaciones digitales dirigidas a jóvenes entre 13 y 17 años, no solo representan una broma de mal gusto para los habitantes de un país con 66 % de obesidad y sobrepeso, sino que dejan muy claro su interés de continuar lucrando y una insensibilidad total en asuntos de salud pública.

EL AUTOR ES EMPRESARIO, CONSULTOR EN NUTRICIÓN Y ASESOR DE SALUD PÚBLICA.

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