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- 19/02/2015 01:00
—Universidad de Panamá— El quinquenio 2016-2021
¿Qué requerimos los universitarios para el próximo quinquenio de administración de la Universidad de Panamá? Es la interrogante que nos hacemos ahora que los aires electorales rondan la colina.
Se trata, sin dudas, de un periodo que estará lleno de retos, pero también de alternativas. Contamos con el personal para fortalecer el papel que debe seguir cumpliendo la principal institución de educación superior del país; para re-impulsar las nuevas proyecciones. Es cierto que se ciernen críticas sobre la institución, pero sin desconocer limitaciones, apostamos por los resultados que son más positivos que negativos.
Las legítimas aspiraciones de quienes miramos hacia la Colina (la Rectoría) y los programas que acompañen estas aspiraciones —como es nuestro caso— deben orientarse, como política, hacia el más amplio de los consensos; aquel que dé sustento a un proyecto universitario fundado en la calidad de los procesos, en la innovación, en la real democratización, en la profundización de la descentralización de las sedes regionales. Hay que apegarse a los valores que hoy permean a la sociedad, como lo son el respeto a los derechos humanos, la transparencia, la tolerancia.
En ese camino se impone la ‘tarea revisora’ que mejore los logros alcanzados y que impulse los que quedaron a la espera. Los lineamientos institucionales deben redefinir los espacios para que el ambiente laboral favorezca el desempeño docente, porque con éste, así mismo, favorecemos la instrucción de nuestros egresados. Hay que poner la mirada sobre el sistema de evaluación, haciendo los cambios necesarios para que este sea entendido co mo el instrumento que ayudará a concretar los objetivos de calidad de lo que hacemos en el claustro universitario.
Debemos implantar políticas para el desarrollo de la investigación, en sus diversas modalidades. La generación de nuevos conocimientos es el vínculo de la relación entre la Universidad —Gobierno— Empresa Privada. Debemos, así mismo, establecer los alcances y la identidad entre las funciones de investigación y docencia. Para ambos casos, habría que definir políticas que no desmedren una de otra, sino que sean complementarias.
Los derechos de los docentes y funcionarios, así como el cumplimiento de los deberes, los enfocamos bajo la perspectiva de que es responsabilidad del administrador construir las condiciones que sean aquellas que generan los ambientes saludables para la buena marcha de la institución. De estas relaciones, que involucran a los tres estamentos, ha de surgir el marco apropiado para alcanzar, con éxito, los fines propuestos en las proyecciones de una universidad comprometida con el desarrollo nacional.
Hay que ampliar los marcos de la descentralización de los Centro Universitarios, de las Extensiones Docentes, y cuya inserción en las comunidades, con los centros de innovación, requiere de las finanzas que no podrán ser las mismas de los últimos años.
El quinquenio venidero exige así mismo extender los programas anexos garantizando, con estos, la presencia de la Universidad de Panamá en todo el escenario nacional. Para esto, debe mejorarse las finanzas. El Estado debe asumir mayor compromiso con el incremento sostenido del presupuesto, por lo que, al debatirse los cambios constitucionales —si es que esto ocurre— habría que sustentar la necesidad de que a nivel constitucional se garantice la sostenibilidad presupuestaria de la Universidad de Panamá.
DOCENTE UNIVERSITARIO.