El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 27/04/2021 00:00
'Zulay Rodríguez, presidenta 2024'
Estoy seguro de que el título de este artículo generará muchos comentarios. “¿Está Willy loco?”, “¿de dónde sacará ese disparate?”. Los venezolanos dirán que se van de una vez de Panamá. Los bancos buscarán otro país para mudarse. Los ricos se asustarán.
Acabamos de presenciar las elecciones del Perú: 18 candidatos. Al no haber ningún partido fuerte o algún candidato con un buen perfil, cualquiera pensó que podía ganar. Al final, el que más votos obtuvo fue Pedro Castillo, un desconocido maestro de la izquierda radical, maoísta, amigo de Evo Morales y enemigo de todos los valores de una sociedad liberal como la peruana.
Castillo solo obtuvo 19 %. Llegó segunda Keiko Fujimori con un 13 %, candidata con fama de autoritaria por el legado de su padre Alberto Fujimori. Entre el cáncer y el sida, dicen unos. Pero Keiko, según el nobel peruano Mario Vargas Llosa, es el menor de los males y probablemente ganará.
Veamos lo que podríamos tener para 2024 en Panamá. Un PRD en el peor momento de su historia, con una gestión gubernamental muy deteriorada, dividido, entre una izquierda interna ideológica y el resto disgregado, sin liderazgo. Los diputados en control del partido.
El agravante sería la insistencia en la candidatura del vicepresidente Carrizo que, aunque logre el control de los delegados, dudo que suba la loma del apoyo interno. Un Cambio Democrático dividido entre los seguidores de Rómulo Roux, cada vez menos, y los de Martinelli y su nuevo partido, aunque por sus diferentes problemas no veo posible su nominación. Un panameñismo que, si finalmente se llega a levantar de la terrible gestión de Varela, seguro no será en el 2024.
Eso nos deja el posible escenario de que ninguno de los partidos tradicionales presentará una candidatura fuerte y aglutinadora. Ese panorama es parecido al del Perú, que motivó que cualquiera pretendiera pensar que podría ser candidato. Dirán algunos, pero ¿dónde deja Willy la candidatura del “independiente” Ricardo Lombana? A mi juicio el fenómeno de 2019 no volverá a repetirse, sobre todo por la incapacidad de Lombana de procurar más apoyos fuera de su círculo de amigos y simpatizantes más cercanos.
Eso abre toda una gama de posibilidades. Muchos pensarán que podrán ser opciones en el 2024. Una de ellas es la diputada Zulay Rodríguez, quien, al ver que la maquinaria de su partido no la apoyará, buscará otros lares. ¿Por qué no? Por más que no les guste a algunos, Zulay ha demostrado ser una política con una presencia mediática innegable y permanente. Dos veces diputada de las más activas y controversiales, precandidata presidencial en el 2019, cuando llegó de segunda en la primaria del PRD, por debajo de Cortizo y arriba de Pérez Balladares. Hoy, marca en las encuestas. Con sus propuestas, fuera de lugar para algunos, Zulay ha llegado a un sector de la población harto de los políticos tradicionales, siervos de los poderes económicos-fácticos. Para las clases populares, definitivamente, Zulay puede convertirse en una opción concreta.
Así visto, CD volverá a postular a Roux que no será el mismo del 2019 por la división que mencioné y por no tener un PRD fuerte frente a él. El panameñismo insistirá con Blandón, si en el camino Varela no vuelve a retomar el partido. Con los partidos que habrá, calculo que entre ocho y 10, no faltarán opciones para candidatos extrapartidos, como preveo que podría ser Zulay en el 2024. Algo parecido a lo que ocurrió en el Perú, pero, con una gran diferencia. En Panamá no hay segunda vuelta y cualquier que consiga el 18 % del apoyo popular será el nuevo presidente de la República. Debemos recordar que con polarización ha habido candidatos que han ganado elecciones con un poco más de 30 % (Pérez Balladares y Cortizo).
La Constitución Nacional dice tajantemente que las elecciones para presidente las gana el que obtiene “la mayoría de los votos” (Artículo 177). Cuando fui legislador (1984-1994), junto a otros colegas propusimos la segunda vuelta electoral. La única manera de lograrla era a través de una reforma constitucional, la cual no se ha dado. Ante ese escenario, con los partidos deteriorados al máximo, sin líderes visibles a la vista, con una sociedad cada vez más hastiada, apática, sin esperanzas, la mesa está servida.
Creo que, al fin, no estoy tan loco como algunos pensaron al inicio de este artículo. Así pasó en Venezuela cuando Chávez era un candidato de segunda que nadie pensó nunca que llegaría a donde llegó. ¿Posible o no?, esa es la pregunta.