Historia del monumento chino demolido en el Puente de las Américas

  • 28/12/2025 14:50
Hoy, la ausencia del monumento deja un vacío simbólico en un punto emblemático de la capital.

La demolición del monumento dedicado a la comunidad china, ubicado en el área del Puente de las Américas, ha reabierto el debate sobre la preservación de la memoria histórica y el reconocimiento a una de las comunidades inmigrantes más antiguas y profundamente integradas en Panamá.

El monumento fue construido en el año 2004, como parte de un homenaje a los 150 años de presencia china en Panamá. De acuerdo con Esteban Cheung, este reconocimiento histórico se basó en las investigaciones del historiador y escritor Juan Tang, quien documentó que los primeros inmigrantes chinos llegaron al país el 30 de marzo de 1854.

A partir de ese hallazgo histórico, en 2004 se declaró oficialmente el 30 de marzo como el Día de la Etnia China en Panamá, fecha que coincidió con la construcción del monumento y del parque que lo rodeaba, concebidos como espacios de memoria y reconocimiento al aporte de la comunidad chino-panameña al desarrollo del país.

Cheung también explicó que, al momento de levantarse la obra, Panamá mantenía relaciones diplomáticas con Taiwán, por lo que enfatizó que el monumento no respondió a intereses geopolíticos ni a disputas internacionales, sino que fue una iniciativa de carácter histórico, cultural y nacional, impulsada desde Panamá.

La historia de la comunidad china en el país se remonta a mediados del siglo XIX, cuando sus primeros integrantes llegaron para trabajar en la construcción del ferrocarril transístmico. Con el paso del tiempo, muchos se establecieron de forma permanente, participando activamente en el comercio, la agricultura y otros sectores clave, hasta convertirse en un componente esencial del tejido social panameño.

Más allá de su estructura física, el monumento representaba un símbolo de esfuerzo, perseverancia e integración, así como un espacio de memoria colectiva donde se realizaban actos conmemorativos y encuentros culturales.

La decisión de demoler la obra, sustentada por las autoridades en criterios de deterioro estructural y seguridad, ha sido cuestionada por distintos sectores que consideran que su valor histórico trascendía lo material y que existían alternativas para su preservación o reubicación.

Hoy, la ausencia del monumento deja un vacío simbólico en un punto emblemático de la capital. Sin embargo, la controversia ha puesto en primer plano una conversación más amplia sobre cómo Panamá protege y honra los hitos que reflejan la diversidad cultural y la contribución histórica de sus comunidades. Aunque la estructura ya no esté en pie, el legado de la comunidad china —forjado a lo largo de más de siglo y medio— permanece vivo en la historia y la identidad nacional.

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