Según el economista en jefe de la FAO, Máximo Torrero, la región ha reducido la prevalencia del hambre, con casos destacados como Brasil, República Dominicana...
Desde que Norman Borlaug, agrónomo, genetista, fitopatólogo y humanista estadounidense, considerado el padre y fundador de la llamada revolución verde, trabajaba con variedades de maíz y trigo de alto rendimiento en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) en México, han transcurrido algo de más de 70 años y la agricultura ha atravesado, según algunos teóricos de la historiografía agrícola, por varias etapas: 1.) Agricultura 1,0 (Subsistencia) 2.) Agricultura 2,0 (Maquinaria agrícola), 3.) Agricultura 3,0 (Tecnológica y biológica), y 4.) Agricultura 4,0 (Tecnología digital). Claro que hay otras clasificaciones.
Sin embargo, en ese análisis histórico, desde el arado y la yunta de bueyes hasta el tractor, computadora, drones y sistemas digitales, es necesario mencionar al Dr. Borlaug como punto de inflexión en este recorrido, ya que estableció parámetros y criterios en cuanto al empleo de variedades de alto rendimiento (VAR) y el requerimiento de elevadas dosis de fertilizantes químicos, pues estos materiales vegetativos eran exigentes en la aplicación de dichos abonos sintéticos.
El juicio implacable del tiempo, aunque inicialmente era incipiente y no muy esclarecedor en sus etapas tempranas por los logros alcanzados, como fueron la disminución de las hambrunas en la India, Pakistán y en gran parte del mundo, debido a que se obtuvieron beneficios por el incremento en la producción, pero paulatinamente fueron cuestionando el uso desmedido del fertilizante nitrógeno y lo que eso implicó para los suelos por la sobresaturación de estos, la contaminación y el agotamiento de los mismos. La discusión y debate científico y técnico continúa y no ha sido muy favorable su veredicto por los posibles perjuicios en cuanto a costo, uso y contaminación al ambiente de estos productos.
Respecto al caso que nos ocupa, dicho vocablo, agricultura regenerativa, ha recibido diferentes nombres en función de los avances tecnológicos y un intento por reconciliarnos con la naturaleza. Así, este término, empleando y aplicando distintas combinaciones de metodologías, procesos y prácticas agronómicas, se utilizan numerosas expresiones, asignando funciones particulares o colectivas en cuanto a las prácticas agropecuarias, cuyo fin último es el uso racional de los recursos naturales para producir alimentos a la población y ser amigables con el ambiente.
Tenemos entonces una variedad de acepciones: agricultura ecológica, biológica, orgánica, de bajos insumos, agroecología, de precisión, biodinámica, alternativa, carbono, conservación, sostenible, ahora más reciente agricultura 4.0 y regenerativa. Algunas presentan similitudes conceptuales y técnicas, así como diferencias no solo semánticas, sino en opciones de manejo y uso óptimo de tierras cultivables, al igual que la biodiversidad. Todas apuntan, casi sin excepción, a prácticas ancestrales, combinándolas con sistemas modernos agrosatelitales, inteligencia artificial, de tipos agropecuarios
Podemos hacer un rápido recorrido mencionando los más sobresalientes exponentes de estas corrientes tecnológicas: en el tema de la agricultura natural, el japonés Masanobu Fukuoka; el británico Sir Albert Howard, precursor de la agricultura orgánica; la agricultura biodinámica a Rudolf Steiner; permacultura o agricultura permanente a Bill Mollison, y Miguel Altieri en agroecología.
Si nos circunscribimos concretamente a la agricultura regenerativa, tema en cuestión, podemos resumirlo de manera muy general y a grandes rasgos, guardando las salvedades de los casos a los que hemos hecho alusión y sin menoscabo de ningún esquema técnico procedimental que involucre los aspectos mencionados, tomando como base una guía de Agricultura Regenerativa, 10 principios generales pensando en los productores (Unilever y Knorr con la institución INTA) señalamos, de acuerdo con los expertos, las siguientes características: reducir gradualmente los procesos de preparación de tierras para intentar conservar situación edáfica y acciones microbianas de la tierra, es necesario mantener el suelo con una cobertura vegetal para aumentar y regenerar, protegiéndola de la erosión e incrementar la fertilidad, reemplazar o rotar diferentes cultivos en la misma superficie de tierra con la finalidad de crear condiciones del mejoramiento de los suelos, control y manejo integrado de plagas, conservando la biodiversidad del entorno, estos elementos ayudan a una diversificación planificada de los cultivos. Además, contribuir a la nutrición viviente del suelo, pues se emplean abonos orgánicos y compost para el enriquecimiento de los suelos aplicando nutrientes básicos. También se puede tener la previsión de la erosión eólica e hídrica, al utilizar fertilizantes aplicarlos correctamente para evitar que se absorban profundamente y con esto eliminar la contaminación de las aguas subterráneas y la lixiviación, aplicar adecuadamente el agua de riego, eliminar o reducir el uso de insumos químicos. Preservar los hábitats y ecosistemas naturales, restaurando los ámbitos cercanos deteriorados, adquiriendo conocimientos, modificando los métodos de ejecución, mezclando y armonizando técnicas válidas, cuya finalidad es corregir errores, asesoramiento permanente, observaciones periódicas, inspecciones permanentes en la parcela.
La gran mayoría de estos temas son recurrentes y en un reportaje titulado: El rol de la diversidad del suelo para una agricultura sustentable (Natalia Pérez Harguindeguy y Franco Fernández Catinot) aparecido en La Estrella de Panamá, sábado 31 de mayo de 2025, han sido recogidos muchos conceptos aquí expuestos.
No pretendemos ni aspiramos a ser defensores a ultranza de tal o cual metodología, sino mostrar a grandes rasgos los aspectos y características generales. Existe abundante literatura técnica y experiencias de campo con resultados prometedores y gran cantidad de casos, bastante exitosos.
Tampoco es fácil determinar un mecanismo, sino varios, ya que no existen recetas o fórmulas universales, pues cada región o área agrícola, de acuerdo con su clima, geografía y características de suelo y topografía, exigen discernimientos, habilidades, destrezas, observación y prácticas específicas.